En general, el duelo al que más se hace referencia, es al que surge después de la muerte de un ser querido, pero cada vez que sobreviene la pérdida de un sueño que acaba no siendo viable, de un proyecto de vida o de una relación, el proceso de duelo aparece, aunque no siempre se lleve a término.
A fines de los años sesenta, la psicóloga suizo-estadunidense Elisabeth Kübler-Ross, en su libro Sobre la muerte y el morir, propuso un modelo de cinco etapas conocidas como las Cinco fases del duelo. La primera es la etapa de negación, ahí se puede restar importancia a la pérdida o no reconocer su carácter definitivo más que negar el hecho de que se haya producido. Durante la segunda fase, la de la ira, la persona se siente frustrada y enojada por la pérdida y de ahí se pasa a la etapa de negociación. Aquí el individuo guarda la esperanza de que nada cambie después de la pérdida o de poder cambiar la situación haciendo fantasiosamente una u otra cosa.
Una vez que la persona se da cuenta de que no hay manera de negociar con la pérdida, sobreviene la depresión, un momento de toma de conciencia donde se reconoce la realidad y aparecen sentimientos de tristeza y falta de motivación.
Finalmente, la fase de aceptación representa la curación del proceso, en donde aparece un estado de entendimiento del ciclo de la vida, de calma para tomar decisiones si es que se habían aplazado y de calma, donde incluso pueden ocurrir comprensiones espirituales profundas.
Lo cierto es que las etapas del duelo pueden prolongarse más de lo debido y la conciencia del que lo vive, estancarse en una u otra fase, para eso, la práctica del yoga puede ser una gran aliada, gracias a la ayuda que brinda para reconocer y transitar el mundo emocional. Tres asanas pueden resultar de gran apoyo en el proceso:

Eka Pada Rajakapotasana, la postura de la Paloma, es una posición de intensa apertura de cadera que puede liberar emociones no gestionadas que se hayan estado guardando.
Viparita Karani es una postura excelente ya sea para la depresión o la ansiedad, ya que tiene un efecto calmante y energizante. Finalmente, Balasana, la postura del Niño, es una posición de reposo que puede ayudar a calmar el cuerpo y la mente cuando están bajo estrés; es volver a la actitud del niño cuando se siente que el cuerpo, o la vida, ha ido demasiado lejos.