Desde que Genaro García Luna fue detenido por nexos con el narcotráfico, cuando fue secretario de Seguridad Pública, la discusión pública giró en torno al papel del ex presidente Felipe Calderón. Surgieron preguntas: ¿Sabía de estos presuntos nexos? ¿De saberlo, cuáles fueron las razones para protegerlo? ¿Este posible silencio y protección lo implican en las acusaciones?
Esta semana se dio a conocer en la revista Proceso una entrevista que se realizó tiempo atrás a la ex embajadora Roberta Jacobson sobre la información que tuvo el gobierno de Estados Unidos al trabajar con García Luna. Calderón reaccionó bajo el argumento principal de que ella “no agrega nada nuevo a lo que se ha dicho”, ya que refiere que conocían rumores, pero nunca información que fuera confirmada. La propia Jacobson tuiteó que nunca vio información corroborada.
Es intrigante que la propia ex embajadora refiera que conocían los rumores. ¿Entonces por qué García Luna obtuvo una visa especial para vivir en Estados Unidos?
Calderón ha tratado de desviar la discusión para no dar explicaciones. Cuando detuvieron a García Luna el ex mandatario aseguró desconocer totalmente los hechos que se le imputan a su ex colaborador. Con las recientes revelaciones el ex presidente se cuelga del argumento de que no es información confirmada.
Presumir que el ex presidente Calderón también tenía nexos con el narcotráfico puede ser por ahora un exceso, no porque no pueda ser posible, sino porque todavía no hay elementos para esa acusación como los que aparentemente tiene el gobierno estadunidense contra García Luna. Sin embargo, eso no lo hace menos responsable.
¿Por qué, aunque no sea por nexos con el narcotráfico, el ex presidente Calderón es responsable de los actos de García Luna? Es muy sencillo: porque era su superior jerárquico. Como presidente de la República, tenía el deber de impedir que su gabinete anduviera en malos pasos: no estamos hablando de un policía raso, sino del funcionario que le respondía directamente al presidente y que era responsable de la seguridad del país.
No hay pretexto, ¿cómo es que no parecía sospechoso el enriquecimiento de García Luna? Como presidente de la República era su obligación saber. Es ahí donde radica la responsabilidad de Calderón: tolerancia y omisión desde su cargo frente a los actos de García Luna.
La omisión podría no quedar reservada para el gobierno de Calderón, a pesar de que esta omisión podría tener trascendencia penal. También parece haber omisión de parte del ex presidente Enrique Peña Nieto y para como se leen las reacciones de la cuarta transformación, podría mantenerse con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador: me refiero a la impunidad.
La omisión de AMLO y su gobierno estaría en obviar las investigaciones de cualquiera que resulte responsable por sostener nexos con el narcotráfico desde las oficinas del gobierno federal, sobre todo con la información que el gobierno estadunidense tiene, a decir por la ex embajadora, gracias a lo que México les hizo llegar. Es muy revelador que en vez de anunciar que realizará las investigaciones, decida someter a consulta si Calderón debe o no ser procesado penalmente. Vaya forma de postergar la justicia y de simular democracia. La justicia no se somete a consulta.
@maiteazuela