Carlos Acevedo (el único ídolo), Bruno Barticciotto, Javier Güémez y Ramiro Sordo, deben ser las piedras angulares para la reinvención, reestructuración, revolución, y todos los calificativos que se le quieran poner al “nuevo” Santos que le han prometido ya a Fernando Ortiz para que se quedara.
Eso primero.
Después, los refuerzos que lleguen deben ser de primer nivel y no experimentos para ver qué resulta con el tiempo (tipo Villalba, Dájome o “Choco” Lozano).
Estos últimos tres, deben irse a la de ya del club Santos.
Su nivel es pésimo y su lugar bien podría ser ocupado por canteranos de calidad, como el máximo baluarte de las fuerzas inferiores del club: Máximo Reyes.
¿Por qué mejor no darle oportunidad a canteranos en lugar de a extranjeros de pésimo nivel que cobran buen salario?
Deben llegar refuerzos de primer nivel y de calidad comprobada, tipo Richard Sánchez o Diego Valdés, esos que no le pudieron traer a Fernando Ortiz y que terminaron por generar un colapso en las ilusiones de la afición santista.
Porque la afición los esperaba con ansias, para poder ir a comprar gustosos su abono para un torneo que parecía prometedor con la llegada de Fernando Ortiz.
El problema fue que mandaron a Ortiz al ruedo pero sin capote y sin espada, a merced del toro.
Y el toro (todos los equipos) terminó embistiendo al Santos y a su entrenador.
El peor torneo, el peor año futbolístico en la historia del club.
Todavía me pregunto si de verdad habrá la intención y el deseo de verdaderamente devolver al Santos al lugar que se merece: ser contendiente al título.
Retomo: Ni Acevedo, ni Barticciotto, ni Güémez, ni Sordo, ninguno de ellos debe abandonar el club.
Si se va Acevedo, habrá que buscar otro arquero de ese nivel. Si se v Barticciotto, habrá que encontrar otro delantero de ese nivel… creo que ya me di a entender.
No puedes pretender reforzarte si te deshaces de tus baluartes. Sería una contradicción tremenda.
Es ilógico vender un hermoso auto funcional para comprar tres autos averiados de mediana calidad.
Mejor conservar el auto funcional y complementarlo con más autos igual de funcionales.
De eso se trata revolucionar. Una revolución significa cimbrar las estructuras, cambiar de manera radical las cosas, dar un giro de 360 grados para que todo sea diferente.
El Santos no hizo nada de eso el torneo pasado. Esperemos que para el que viene ahora sí sea verdad. Suena Uriel Antuna.
Muy bien, de eso se trata, de traer refuerzos de calidad comprobada y no intentos de futbolistas. Mientras tanto, hasta no ver, no creer.
