El día de la final de vuelta en el Estadio Azteca, ante Cruz Azul, el Santos alineó a los siguientes hombres: Acevedo, Dória, Félix Torres, Orrantia y Campos. Cervantes, Gorriarán, Valdés. Otero, Preciado y Aguirre.
He aquí parte del síntoma que aqueja al Santos actual:
Acevedo está lesionado y Lajud ya ha costado puntos.
Orrantia no está y Almada anda improvisando en esa posición con Gorriarán, que se ve muy mal jugando en ese sitio.
Félix y Dória continúan en un gran nivel. De hecho podríamos estar hablando de la mejor pareja de centrales de México. Qué decir de Omar Campos, que aunque ya es más conocido por los rivales, no deja de lado su gran capacidad de desborde.
Y en la media: Cervantes ha estado ausente buen tiempo y poco a poco va recuperando su nivel.
Él fue pieza fundamental para llegar a la final pasada. Este torneo no ha jugado mucho.
Gorriarán no es el mismo del torneo pasado, pues en la contención se le nota muy limitado al no tener al lado a Cervantes que, desde mi parecer, hace mejor a Gorriarán. ¿Y Valdés?
Pues el actual no tiene nada qué ver con el del torneo anterior, donde marcaba diferencias. Después pasamos a la delantera donde Otero ya no es el Otero que llegó y sorprendió a todo mundo.
Otero anda extraviado. Preciado, que empezaba a destacar tras su retorno a las canchas, volvió a caer en desgracia y las lesiones no lo dejan ser feliz, ni a él, ni al club, ni a la afición.
Y terminamos con Aguirre, que no termina por ser el delantero que le urge al Santos. Solamente fue a la Selección para afectar al Santos y, tras su regreso, se ha convertido en un monumento a la irregularidad.
El Santos actual no se parece en nada al Santos que fue finalista: los hombres y los nombres ahí están, pero el funcionamiento, como equipo, no se asemeja en nada al que sorprendió a todos porque casi nadie confiaba en ellos.
Muchos esperábamos un mejor Santos, más compenetrado en sus líneas y con la idea de su juego mejor asimilada; inclusive la presión alta que hoy genera el equipo no es tan intensa como la que ejercían el torneo pasado, esa que terminaba por asfixiar a los rivales.
Voy más lejos: no les noto la misma alegría al jugar.
Además, ha regresado Brian Lozano, que realmente no ha hecho una gran diferencia, salvo marcar 2 goles de penal.
El gran Santos finalista nunca necesitó a Brian Lozano para llegar hasta esa instancia.
El Santos debe reencontrarse consigo mismo y hacer un acto de introspección comunitaria para cerrar el torneo de la mejor manera posible.