Nunca imaginé ver un equipo italiano tan apabullado, tan aplastado, tan maltratado. La última vez que vi algo así (antes de la final de la Champions más reciente) fue en aquella final de Euro Copa donde España le endosó a Italia un 4 – 0, en una final memorable donde aquella España, con la base del gran Barcelona de Guardiola y compañía, le dio al mundo la que es probablemente la demostración más linda de cómo se debe jugar al futbol. Pues bien, la final del pasado fin de semana fue todavía peor, donde el PSG de Luis Enrique trituró al Inter de Milán de Inzaghi. El marcador, aunque parezca increíble, no hace justicia a lo sucedido, porque el PSG debió ganar siete a cero. El Inter en ningún momento se vio como equipo italiano: sólido, compacto, ordenado, impenetrable en defensa. Fue todo lo contrario. Al final, honor y justicia para el equipo de París, que demostró que también se puede llegar a la gloria jugando bien, bonito y ofensivo.
En otro contexto: el América fracasó, porque el Mundial de Clubes era un objetivo prioritario, porque en la Liga MX ya no tiene que demostrarle nada a nadie, porque ese tricampeonato le ha otorgado un crédito enorme para poder fallar (en la Liga, como ante Toluca) pero el Mundial de Clubes es otra cosa, porque es un escaparate internacional donde estarán varios clubes grandes y grandes futbolistas. Los ojos del mundo entero estarán mirando ese evento. Y el América se quedó fuera. Fracaso gordo y mayúsculo para un club que pretendía lucir en el escaparate internacional.
El tema de Cruz Azul es escabroso, pero igualmente ridículo, como todo lo que le pasa a ese equipo. Cruz Azul siempre aspira a todo y siempre se queda con nada; “nadaplete” dirían en España. Se va Vicente Sánchez, quien hizo un buen trabajo, pero tampoco trajo las perlas de la Virgen. Que Cruz Azul no se sienta grande sólo porque jugó decentemente. Si a esas vamos y nos impacta eso, entonces el América de Jardine es un equipo extraterrestre. Que no exageren tanto los cruzazulinos. Su destino es casi siempre el mismo: el ridículo.
El Mundial de Clubes está a la vuelta de la esquina y afortunadamente tendremos un poco más de futbol, pues al terminar los torneos en todo el mundo viene un sequia bárbara. El Mundial de Clubes es un torneo de poca repercusión, que no se compara ni a un Mundial de selecciones, ni a una Copa América, ni a una Euro Copa y menos a una Champions League. Lo bueno es que hay una buena mezcla de equipos. Algo nos divertirá.