Estética vs justicia social.
A todos nos gustaría que no hubiera vendedores ambulantes, porque afean las pocas bellezas que tiene nuestra ciudad. Pero ese tema va más allá de la frivolidad de la apariencia, pues se trata de la justicia social. En países muy desarrollados hay “pulgas” ubicadas en áreas fuera del movimiento cosmopolita y existen vendedores que, con cierto grado de cuidado a lo plástico, trabajan en las calles. Esto es inevitable.
En Monterrey, el problema del comercio informal y ambulatorio es crónico y favorece la corrupción en las áreas que otorgan los permisos correspondientes; pero nadie ha solucionado esta problemática, porque el dilema es justicia o estética.
Creo que sería prudente establecer áreas específicas que no estorbaran la vialidad y que fueran cuidadas por los municipios, ayudando a la limpieza y belleza del lugar. Esto sería una solución parcial, pero justa, que evitaría la corrupción. Tratar de clausurarlas todas es una utopía; lo mejor es ayudarlos para su organización. Ante la realidad de la pobreza y el desempleo yo no veo otra solución.
Descartes: Pienso, luego existo… Soluciones reales y no parciales. Ese es el reto.