La razón en segundo lugar.
Recientemente se ha hecho mucho ruido con los debates de los candidatos a gobernador o a alcaldes y varios medios de comunicación, así como oficialmente la Comisión Estatal Electoral, los están organizando y luego, oficiosamente, alguien dice que uno u otro ganó, sin confirmación estadística ni razonamiento matemático.
El primer debate que yo recuerdo es entre Kennedy y Nixon, y por supuesto que el carisma de Kennedy sobrepasaba al de Nixon y aunque no ganó por eso, sí por lo menos su figura se interiorizó en la emoción colectiva en un país, que en esos momentos estaba en conflicto con Vietnam y tenía el riesgo de que los barcos rusos estaban transportando cohetes a Cuba.
Valgan estos ejemplos para señalar que los debates no son elecciones. Son rasgos emocionales y no tienen forma de calificarse, porque no hay factor comparativo o estadístico desde el punto de vista matemático. Es decir, son llamadas de atención a la emoción, que en estos casos debe quedar en segundo lugar, y no a la razón, que es la que conviene para decidir por quién votar.
Descartes: Pienso, luego existo… Los debates están ligados, como los artistas, a la emoción, y la democracia debe estar ligada a la razón. _
Luis Eugenio Todd