Una vez más me acerqué al abullonado sillón desde donde mi padre veía la televisión, con la misma intención de otras veces, de explicarle cuales eran las funciones del control remoto del entonces moderno aparato que a mis tempranos veinte y tantos años, orgullosamente les había regalado a mis padres con el sólo producto de mi trabajo.
“La pura verdad”, era el marketing con el que la importante compañía neerlandesa comercializaba sus televisores en México, como un alarde estratégico por la fidelidad que pretendían tener en sus pantallas los colores y las imágenes.
Nunca habría imaginado el creador de aquella “pura verdad” de los 70’s, que llegaría el día en qué, como hoy sucede, para muchos jóvenes y uno que otro adulto, la verdad de su identidad se cercenaría, en la esquizofrénica frontera entre su realidad y la de “su avatar” en la pantalla.
Pero regresando a mi anécdota familiar, quizá ese fue mi primer contacto consciente con un fenómeno social al que hoy llamamos obsolescencia personal, aunque a diferencia de la forma en que hoy muchos la vivimos y la padecemos, debo decir que en el caso de mi padre:
médico, pensador de la “generación del 29” y cabal hombre de su tiempo, era más bien una auténtica indiferencia y desinterés por los en aquellos días, sorprendentes adelantos tecnológicos, dicho de otra manera: una obsolescencia personal selectiva y voluntaria (O.P.S.V.).
Así las cosas, luego de atender cortésmente mis indicaciones me preguntó: “¿Cómo se prende y como se apaga?”.
Se habla de obsolescencia personal funcional, cuando las habilidades, conocimientos y competencias de una persona resultan insuficientes para lograr un buen desempeño en su entorno, lo cual suele redundar en una baja auto-estima y sentimientos de auto desengaño y frustración, sobre todo cuando de dicho desempeño depende la seguridad económica propia o familiar.
Por si esto no fuera suficiente, la aceleración exponencial del desarrollo tecnológico, rebasa cada vez más rápido a jóvenes y viejos, tal vez pronto no nos quede más remedio que elegir una Obsolescencia (P.S.V.).
