Política

Ganarás el pan…

  • Desde mi rincón
  • Ganarás el pan…
  • Luis Augusto Montfort García

Pareciera que la mañana, como yo, también se resistía a dejar atrás la muelle cadencia del asueto de los pasados días “santos”. 

Ocultos tras un biombo de pesadas nubes pardas, asomaban apenas los primeros rayos de un sol qué, como somnoliento y con pereza, quisiera procastinar su diaria rutina de disipar las últimas sombras de la noche.

El suave arrullo de las palomas se percibía como fondo musical a un afable concierto de trinos, gorjeos y si acaso, el ocasional graznido de algún chanate tempranero o el neurótico y territorial ladrido de un perro lejano y cautivo.

De pronto el sol iluminó el mundo, las sombras se fueron y la dulce quietud de la mañana se esfumó cuando entre las ramas del tupido y frondoso árbol que medio alegra la descascarada fachada de mi casa, estalló una alharaca aviar. 

Ahora chillidos, silbidos, revuelos y aleteos, indicaban un pleito entre los inquilinos del ficus.

No es la primera vez pensé yo, que el motivo de toda ese escándalo obedece a la riña por algo tan simple como un inerme gusano atrapado por una de las aves. 

Si, lo repensé, simple para mí, pero lo cierto es que al igual que todos los seres vivos sobre este planeta, las aves solo estaban cumpliendo la bíblica y fulminante sentencia de: 

“Ganarás el pan con el sudor de tu frente” (Génesis 3:19), por haber comido los humanos el fruto del árbol del conocimiento, nunca he acabado de entender ¿qué culpa tenían los demás animales como para incluirlos en tan pavorosa condena?, pero esto último mejor ahí lo dejamos.

El asunto es que con los humanos como con los pájaros de mi árbol, sucede lo mismo, nadie o casi nadie quiere compartir sus gusanos y por si eso fuera poco, hay quienes arrebatan el gusano de otro por la fuerza o al primer descuido, o peor aún, hay quienes simulan ofrecer un gusano para así atrapar al incauto y devorarlo, y todo por la irrenunciable condición humana de comer para subsistir.

Así las cosas, cada quien justifica su codicia con el argumento de “ganarse el pan”. 

Triste destino humano el de a la larga ser víctima y victimario de sus propias debilidades.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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