En Real del Monte una manifestación pacífica de la comunidad defensora del bienestar animal terminó con 17 personas detenidas arbitrariamente sin fundamento y varias más golpeadas. ¿En eso consiste la magia que le brinda la denominación de Pueblo Mágico al lugar?
En el mismo lugar pocos años antes se han reportado envenenamientos masivos de perros que han afectado incluso al turismo del lugar. Si bien éstos no fueron durante la presente administración, son un antecedente de que se requieren acciones que garanticen la Ley de Protección y Trato Digno Para los Animales que rige el Estado de Hidalgo ante delitos que se han quedado impunes y, por tanto, como una deuda para la sociedad (incluyendo a los animales).
Porque las leyes tienen razón de ser al buscar la garantía de la vida digna. Cuando no se conocen y no se atienden las normas y protocolos que las reflejan, suceden incidentes como el del pasado fin de semana y que genera, al menos para mí, mucha pena ajena.
Sin embargo, el presidente municipal no considera vergonzoso nada, ni los antecedentes de maltrato animal, ni los delitos cometidos el pasado diciembre, ni la impunidad en ellos, ni la respuesta de las instituciones que preside, ni el actuar del cuerpo policial. En sus declaraciones parece buscar justificar las violaciones a derechos humanos que cometieron los oficiales poniendo en evidencia, además, la carencia de capacitación para el manejo de conflictos ciudadanos.
Los enfoques de protección animal y de derechos humanos aparecen en un discurso de manera vacía mientras que las acciones ejecutadas deben mucho más que una disculpa. Esta columna se suma a la exigencia de justicia por los 13 perros que nos faltan en Real del Monte, por el Santuario Cuatro Patitas y demás humanos afectados.
Lol Canul
Twitter: @lolcanul
