La tarea a la que convoca el homicidio de Carlos Manzo va más allá de una acción para hacer justicia y que los autores intelectuales encaren las consecuencias de su atroz cometido. Tampoco se limita a hacer frente a la extorsión como práctica generalizada en la zona, que ha sido causa del homicidio del dirigente limonero Bernardo Bravo y de otros activistas. El tema no sólo es de justicia y de combate a la criminalidad, se trata de recuperar la legalidad y así, rescatar al Estado.
Michoacán desde hace tiempo vive una situación crítica. Es tan simple como inútil remitirse a lo que se ha hecho o no se hizo en el pasado. El deterioro viene de tiempo atrás, pero se ha agravado en los últimos años y es evidente que la lucha que enfrentan los alcaldes contra el crimen es desigual y los expone a ellos, sus familias y colaboradores a la respuesta sangrienta de los criminales. Los delincuentes buscan cogobernar con las autoridades y eliminar a quienes se oponen.
Rescatar al Estado significa que las autoridades del ámbito federal y local repliquen lo que hacía Carlos Manzo, actuar en función de la gente, no de los intereses políticos o partidistas. Hacerlo con valor y compromiso. Ser intransigentes ante los criminales y dejar de pensar en términos ideológicos o partidistas. Los enemigos están a la vista, son los delincuentes, no los adversarios políticos, mucho menos los medios de comunicación que dan cuenta de lo que ocurre. Rescatar al Estado significa recuperar la legalidad y la justicia y, lo fundamental, gobernar para todos.
La Presidenta ha presentado el Plan Michoacán; en él se contienen propuestas relevantes, se debe avanzar con sentido de urgencia y apoyar con todos los recursos a las nuevas autoridades encabezadas por la señora Grecia Quiroz, pero el problema urgente e inmediato, el de fondo, es abatir la impunidad. Los errores del pasado deben servir para no repetirlos y hacer un frente común que honre la memoria de un mexicano ejemplar y valiente. Está en nuestras manos que su vida sirva para que Uruapan y todos los municipios del país se alejen de la violencia y de la perniciosa acción criminal.
Hoy más que siempre se requiere visión de Estado para recuperar el piso básico de la legalidad, justicia y la tranquilidad social.