Hace casi catorce años perdí a mis padres, con solo un par de meses de distancia entre el uno y la otra.
Mas bien, creí que los perdí. No obstante a tantos años de distancia, ellos están cada vez más presentes en mi vida.
Por ellos he sabido, que el cielo existe y el infierno también y no solo aquí en la tierra, tanto como en el sentido sobrenatural.
Sí, por extraño que parezca, esa realidad que nos trasciende está absolutamente fuera de nosotros. Es algo acerca de lo cual de pronto todos dudamos, hasta que ésta misma cobra fuerza.
No es sino hasta que nos encontramos de frente a la voz y la presencia oculta de nuestros padres, amigos, abuelos y tíos, cobran vida y se nos revelan de una u otra forma.
No es precisamente que los muertos se nos presenten en forma física, es sencillamente que sentimos su presencia y les escuchamos, los vivimos.
Les sentimos dentro…muy dentro---hasta el fondo y les tocamos, como quien toca el cieno que roza nuestras manos al bucear y el sumergirnos mar adentro.
Sí…ahí están presentes en el momento indicado…suben y bajan, se acercan y se alejan, están siempre…siempre y no les vemos. Sin embargo, allí, allí están con nosotros.
cabramontes57@gmail.com