Política

Pesadilla guajira

  • ¡Ahí Les Voy!
  • Pesadilla guajira
  • Leonardo Schwebel

Lo que muchos tomaban como un simple sueño guajiro terminó siendo un auténtico disparate: Enrique Alfaro, auxiliar técnico en España. Y no es disparate porque alguien no pueda reinventarse la vida; es disparate por los tiempos, por el contexto y por lo que dejó pendiente. Porque mientras en Jalisco nos ahogábamos entre Teuchitlán, la central camionera, los desaparecidos, la movilidad y un rosario interminable de problemas, él estaba —según sus propias palabras— dedicando casi tres años a cursitos para ser director técnico. Tres años. En plena crisis.

Ese “sueño guajiro” terminó siendo pesadilla pública. Porque obliga a recordar lo que él quisiera enterrar: sus palabras, sus promesas y una larga lista de asuntos que convenientemente dejó en el olvido. Ahí está el caso del ex gobernador Aristóteles Sandoval, cuyos verdaderos ejecutores nunca fueron detenidos. Y ahí está el historial de pleitos que desgastaron la vida pública de Jalisco: contra la UdeG, contra la prensa, contra los diputados, contra los industriales, contra todo aquel que no se alineara.

El resultado fue evidente: un Movimiento Ciudadano que dejó de ser alternativa nacional para convertirse en un movimiento local, disminuido y fracturado. Y mientras tanto, Alfaro dejó una montaña de cuentas pendientes. Porque una cosa es perseguir un sueño personal… y otra muy distinta es abandonar el estado en medio del tiradero y después fingir que la historia empezó de cero.

La violencia que hoy vivimos en Jalisco no brotó por arte de magia. Es consecuencia directa de su desastre en seguridad. 

Tampoco es que ser auxiliar técnico en España sea el gran logro que algunos quieren vender. El equipo es de empresarios mexicanos, el entrenador —con trayectoria real— lo colocó ahí por razones que nadie termina de explicar, y están en segunda división. No van a ascender. No es mérito: es acomodo.

Lo peor no es que Alfaro persiga sus caprichos. Lo peor es que, por lo visto, lo van a dejar irse como si nada. Como si no hubiera dejado un estado repleto de pendientes, heridas abiertas y problemas que hoy, todavía, estamos pagando todos.

Y así, mientras él se fuga a la banca en España, aquí seguimos pagando su desastre. Porque Alfaro se fue… pero sus pendientes siguen vivos.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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