El conflicto entre Uber y los taxis va más allá de una lucha entre dos grupos por la hegemonía del transporte individual de pasajeros. Es una guerra que se está librando en todos los rincones de la economía y que enfrenta dos bandos muy distintos: uno que ve el futuro con optimismo y otro con miedo, uno que está a favor de los cambios y otro anclado en el pasado. Y aunque ambas partes tienen puntos válidos, está claro quiénes saldrán victoriosos. No se puede frenar el paso de la modernidad. La pregunta relevante es cómo evitar que la otra parte quede rezagada.
Uber y los taxistas reflejan muy bien las divisiones entre estos dos mundos en conflicto. Una de las más evidentes es entre jóvenes y viejos. Tanto los usuarios como los conductores de Uber suelen ser más jóvenes que los de los taxis. Otra es la digital. Uber es una app para smartphones, dirigida a usuarios adeptos a la tecnología.
Quienes no cuentan con un teléfono inteligente o no saben bien cómo usarlo no pueden gozar de los beneficios de la aplicación.
La brecha entre ricos y pobres también se manifiesta en la lucha entre Uber y los taxis. Además de contar con un smartphone y saber usarlo, para aprovechar Uber es necesario contar con una tarjeta de crédito, algo que no todos los segmentos de la población tienen.
Es muy probable que los beneficios de la tecnología se concentren aún más en el futuro y el caso de Uber puede ser emblemático. La empresa está trabajando en automóviles que se manejan solos. Las consecuencias serán muy favorables para Uber y sus accionistas, pero terribles para quienes se ganan la vida manejando para terceros, sean taxistas o conductores del propio Uber.
El modelo de negocios de Uber rompe por completo con el modelo tradicional. Pese a ser la empresa de transporte individual más grande del mundo, no posee ningún automóvil propio. Pese a tener a miles de conductores a su disposición, ninguno es su empleado. Las implicaciones de este nuevo modelo de negocios para el empleo y la seguridad social, por ejemplo, pueden ser profundas.
Otros temas de actualidad que también afloran con Uber y los taxis son la globalización —hay quienes argumentan que Uber es una empresa extranjera que vino a nuestro país a eliminar fuentes de trabajo y llevarse las utilidades— y la política —los taxis se agrupan en sindicatos y uniones, los conductores de Uber son más independientes.
Lo que está sucediendo con Uber y los taxis es un microcosmos de algunas de las luchas económicas más importantes de nuestros tiempos. Más nos vale sacar las lecciones correctas.
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