El martes los bonos gubernamentales italianos cayeron fuertemente a causa de las preocupaciones sobre el respeto que tendrá el gobierno de coalición de las medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea. Me pareció interesante la comparación con México porque son países con un poder adquisitivo casi idéntico, en los dos casos están entrando gobiernos que pretenden incrementar el gasto público después de 20 años de, en mayor y menor medida, estarlo vigilando.
Hay dos factores agravantes en la crisis italiana. Aunque los bancos europeos están más estables que en los últimos años, todavía están sub-capitalizados y cargados de deuda gubernamental que no se está pagando, una gran porción de la cuál es italiana. Además, Italia a diferencia de México, está bajo una lupa más minuciosa por ser parte de la Unión Europea.
La preocupación es que después de años, décadas en realidad, de responsabilidad fiscal, las instituciones financieras italianas siguen débiles y desintegradas del resto del sistema bancario europeo.
El agente detonante en este caso, al igual que en México es el ángulo sociopolítico. Después de décadas de “hacer las cosas bien”, ni una ni otra de las dos economías han podido aprovechar el crecimiento económico mundial de los últimos diez años y los ciudadanos ya no quieren escuchar de planes responsables, quieren los beneficios de esa responsabilidad.
¿Por qué es importante que el gobierno mantenga un presupuesto responsable? En el caso de Italia si gastan más de lo que producen, eventualmente no van a poder pagar su deuda gubernamental, los inversionistas lo saben y los castigan desde que anuncian presupuestos inflados, lo que haría más cara la deuda, deban aún más y puedan pagar aún menos. Es una bola de nieve que se vuelve una avalancha cuando los bancos italianos que le prestaron el dinero al gobierno no pueden cumplir sus propias deudas y el solo riesgo de eso hace que su valor en el mercado caiga 26% en lo que va del año.
En México hemos generalizado el término de deuda externa cuando nos referimos a deuda gubernamental, aunque gran parte se ha nacionalizado. El riesgo es similar. El gobierno entrante ha hecho un excelente trabajo de relaciones públicas al calmar preocupaciones de gasto irresponsable e inestabilidad social, pero las promesas de campaña fueron magnánimas aún comparadas con las de sexenios pasados y se va a tener que gastar más para cumplirlas con consecuencias potencialmente similares a las que actualmente está pasando Italia.
México no se encuentra bajo tanta presión y supervisión como Italia, pero las probables consecuencias siguen ahí. Los bancos, donde realizan sus transacciones empresas e individuos tienen mucha deuda gubernamental y si el gobierno gasta más de lo que genera, eventualmente no puede pagar y los bancos pierden el dinero de los cuentahabientes.
Tal vez el próximo gobierno de México debería gastar más, pero con el problema de la corrupción es difícil que el gasto se convierta en inversiones que produzcan más poder adquisitivo en la economía.
juanmaria7@gmail.com • www.osomaloso.com