Puede ser sorpresa y admiración porque las derrotas abundaban. De algo deberá servir haber ganado, y no tanto por los tres puntos sino por el ánimo que podrá traer.
Se entrena y se está mejor con una victoria a la mano que con siete derrotas.
La prueba que se avecina se reduce a contemplar los siguientes tres partidos que serán de grueso calibre: Monterrey, León y Tigres.
El esfuerzo y mérito logrado contra Atlas se podrá medir ante los antes citados.
No se trata de ser cruel; es cuestión de valorar que los tres puntos conseguidos tienen la obligación de surtir efectos positivos de ahora en adelante.
No me agrada usar la expresión de: “Vamos partido a partido” aunque para mi conveniencia, ahora la tomaré en cuenta.
El beneficio real de haberle ganado a los Rojinegros lo tenemos que reflejar en los venideros tres compromisos.
La tarea no será fácil; se antoja a tomarlos como perdidos porque la distancia entre cada uno de ellos y lo que este Santos es, en el papel es enorme.
Ya en el campo los Albiverdes podrán inspirarse, recordar que saben jugar bien al futbol y mostrar lo que no han exhibido todavía porque ninguno de esos tres rivales se parece al equipo que vencieron.
La victoria la deben estar gozando todavía. Tienen derecho a ello después de no haber podido saborear el grato sabor del triunfo.
Esto es un concepto psicológico básico que funciona cuando se le hace acompañar por virtudes de futbol que todavía no muestran.
La alegría de haber ganado es de ellos pero la obligación de ya no perder también.
Hoy son noticia nacional como también lo fueron desde el inicio del torneo.
