El afán de muchos es gritar a todos lados que América es cuatro veces campeón; esto todavía está vigente, puede suceder pero al menos se les ha escapado la opción de terminar como líder general.
¿Hasta dónde llega la decepción por no poder levantar la copa por cuarta ocasión consecutiva?
Bendito el “demonio” que apresuró sus travesuras para ser el mejor de la competencia pero todavía le falta lo más complicado.
Ahí radicará su verdadero valor porque todos sabemos que es meritorio quedar en primer lugar pero más reconocido es ser campeón.
Cruz Azul, sin mucho ruido se apunta para hacer caer al que se ponga enfrente.
Fue el líder general del torneo pasado y precisamente eso lo tiene entre molesto e inquieto porque creía que levantaría el trofeo y no le alcanzó.
Se puede pensar que hoy todos están contra el América por un odio natural porque recordemos que fue lugar “ocho” en diciembre pasado y luego se abrió paso para superar a todos.
¿Acaso no podrá suceder lo mismo ahora?
Los Rayados, subcampeones, seguramente tienen en cuenta que su misión es hacerle creer a Sergio Ramos que pueden ser los favoritos con o sin él porque hace un semestre perdieron la gran final en su propio estadio, y América había sido lugar ocho.
Aquí está parte de la clave.
No creer y tampoco aceptar que sólo el lugar uno será campeón porque esto lo sabemos de antemano, ya lo hemos aprendido de memoria pero se nos olvida; y cuando pensamos que América está preparado para repetir por cuarta ocasión consecutiva, la añoranza surge.
Hay otros equipos igual de interesados y preparados para aparecer de repente.
Por ejemplo Tigres que se preocupará más por presumir que por gozar.
Pachuca y León levantan la mano para meterle el pie al que se ponga.
Y no olvidemos al Necaxa. Los otros, si es que llegan, estarán festejando que alguien le pueda hacer daño al América.
