Lo volvieron a hacer y merecen el gran aplauso del país, nos agrade o no.
Han puesto el ejemplo otra vez porque saben usar bien sus recursos económicos. No se complican la existencia tratando de aplicar procesos novedosos.
Tienen dinero y lo invierten con sentido. Adquieren jugadores que cualquier club desearía tener.
No dan explicaciones baratas ni presentan excusas para atenuar sus fallas cuando las han tenido.
No son beneficiados por el arbitraje. Lo que sucede es que otros, de cualquier sector de opinión, siempre han tratado de encontrar un “pero” que pueda valer.
Sin necesidad de hacer un sondeo, existen americanistas en todo el país y fuera de él.
Hoy vuelven a estar contentos y satisfechos con lo que hace su club. Se les desea que sepan gozar y regocijarse de su bicampeonato sin necesidad de burlarse de otros.
El éxito debe mostrarse con dignidad.
El triunfo solicita espacios de reflexión y de madurez. El americanismo triunfante ha venido respetando lo que sucede en su entorno.
Se palpa que han aprendido del fracaso. Toman decisiones correctas apuntalados por su poderío económico.
Por ejemplo: contrataron como entrenador a alguien que no fue jugador y ya estaba en nuestro país. Eso es aprender y romper con esquemas tradicionales.
El regocijo del americanismo es sano y legítimo. Se les podrá envidiar porque no es usual ser bicampeón. Ellos ya llegaron a esta instancia y la deberán conservar o incrementar.
Vuelven a ser ejemplo en el país porque su enorme poder monetario no los distrae.
Ellos siguen en lo suyo a sabiendas que la competencia nacional es mucha y complicada.
Han sabido incrementar las emociones de sus seguidores y eso también los distingue.
… ¡ Felicidades…!
