El simpático cómico Manuel “Loco” Valdés estableció hace tiempo la exaltación a su equipo predilecto con una frase que hoy más que nunca tiene especial significado.
Ser tricampeón en nuestro país tiene gran valor y es sano saber reconocerle este logro. Nos agrade o no dicho equipo es lo de menos.
Lo importante es tener la claridad para ubicar sus méritos sin afán de causar incomodidad a otros.
Este tricampeón nos visita y ofrecerle la mejor cara es la tarea de todos los de uniforme verde.
La gente de Fernando Ortiz no posee mucha claridad en su accionar por lo tanto con enjundia y determinación podrán sacar de manera modesta el compromiso. Aquí no existe estrategia porque no hay equipo apto para ello.
Es lo que hay.
Han matado la emoción de la gente. Con eso no se juega.
No se percataron del mal que estaban ocasionando porque creyeron que la afición era capaz de entender ciertos malos tratos; el peor de ellos ser el último en la tabla general.
La gente no sólo se aburrió, simplemente no aguantó ver a su antes equipo amado, hundido en el fondo.
Se sintió ofendida por eso su reacción es consecuencia de lo que ve, de lo que le ofrecen, de lo que recibe. Han pisoteado sus sentimientos.
La nueva grandeza del América no necesita alabanzas vanas.
Con gran apoyo económico durante toda su vida se ha dado a la tarea de sostener su enorme valor y ahora lo ha incrementado.
No es complicado ubicar este hecho y siempre saber reconocerlo.
Aquí no se trata de ser porrista falso ni enemigo por ley o contagio Lo que es virtuoso debe proclamarse como en tiempos pasados se dirigieron honores y alabanzas al Santos.
Que nadie se moleste porque al rival en turno, cuyos seguidores poblarán el estadio lagunero se le dedica este espacio.
Y ya.