Yo no quería escribir sobre ese enigma llamado Xóchitl Gálvez, es caer en la trampa, morder el anzuelo. Si la criticas, significa que le tienes miedo, te da pavor la simple idea de que sea, primero, ante precandidata, luego precandidata, después candidata y, al final, presidenta de México. Todos esos pasos previos los impone una ley inmunda, diseñada por un montón de tipos inmundos, para que después sea burlada por otro montón de gente inmunda. Pero a mí no me da pavor la señora, me inspira un poco de ternura y algo de incredulidad al constatar en lo que ha devenido el personaje.
Quizá a ella ya se le olvidó, pero a mí no se me olvida, aquel aciago 2010 en el que compitió para la gubernatura de nuestro estado. El país era otro, los priistas, específicamente los amigos de Osorio Chong, la trataron bastante mal. Se supone que en política no hay enemigos y por eso a ella ya se le olvidó todo aquello, pero aquellos dinos de entonces la trataron como a su peor enemigo. Su amigo, el presidente de la república, un correligionario suyo, no movió un dedo para apoyar a su compañera de partido. Esto no porque respetara la autonomía del estado, sino porque ya había cedido la plaza y establecido un pacto con sus nuevos amigos priistas. Ironía de ironías, quién iba a decir que con el paso de los años quien iba a cosechar los frutos de aquel pacto innombrable, signado al más alto nivel, sería la propia Bertha X. como la bautizaron los bots del tricolor en aquel lejano 2010, supuestamente para tildarla de irrelevante. Todavía recuerdo a la Xóchitl llena de frustración, pero aún combativa, los días posteriores a aquella desaseada elección. Por todo esto, es bueno que en política no haya enemigos, ahora el señor Paco Olvera va a votar por XG y esta a su vez ya es más priista que Osorio Chong.
Pero XG es como Leonard Zelig, el personaje de Woody Allen que se transforma, tomando la forma del interlocutor que con el que se encuentre. Así es la proteica Xóchitl, ya fue zurda trotskista, hija de un priista al que detestaba porque era bastante ojete (eso lo dijo ella) y que se murió llevando en el pecho los colores del partido que su hija alguna vez quiso erradicar. La ante precandidata también ha sido gelatinera, descendiente en línea directa de un rey hñahñu y,si le alcanza el tiempo, no tardarán en hallarle una relación de sangre con el Pípila y con el mismísimo general Felipe Ángeles. Ese el verdadero peligro que encarna XG, ser una candidata que se convierte en prácticamente cualquier cosa y, como tal, puede ser un perfecto caballo de Troya para los más torvos intereses, puesto que puede ser rellenado prácticamente con cualquier cosa, igual que Peña Nieto.