Política

¿De qué lado mascará la iguana?

Hay algo en nosotros que nos lleva a optar por el recelo. La desconfianza aparece cuando no debe y nos lleva a poner en tela de juicio lo que es evidente. Luego, cuando sí tenemos que ejercer el sano escepticismo nos doblamos como frágiles retoños y terminamos abrazando cualquier teoría disparatada que nos explique algún fenómeno con alguna teoría alternativa, que nos deje felices a todos.

Es probable que siempre haya habido conspiradores que se ocultan en los sótanos para acordar algún arreglo a espaldas de los interesados, es decir, los ciudadanos, las personas comunes y corrientes, como usted y como yo. Pero existe un subgénero literario bastante divertido que ha creado una especie de historia paralela. Según este subgénero existe una especie de club VIP en el que se reúnen unos cuantos tipos superpoderosos a decidir los asuntos más variados. Desde el nombramiento de un secretario de estado, hasta la alineación de un partido de fútbol y el número de penaltis que se cobrarán en el mismo. Las motivaciones de este grupo poderosísimo son de lo más variadas, unos dicen que quieren mantenernos ocupados con el sano entretenimiento, para poder seguir saqueándonos a gusto. Otros aseguran que quieren acabar con nosotros con algún virus y si éstos fallan, lo harán con las vacunas. Incluso hay periodistas que cultivan este género, pero el tono que usan está más cerca del profeta que del reportero; generalmente son doctos y contundentes y parecen iluminados.

Lo interesante de estas teorías conspiranoicas es que muy pocos serían capaces de decir el nombre de alguno de los miembros de ese club selecto, que compra árbitros y políticos como si fueran figuras decorativas. Pero los conspiranoicos no se detienen en la teoría del club secreto que toma decisiones, incluso en temas que son bastante irrelevantes, como son los deportes. Algunos van más allá y aseguran que los extraterrestres son los que se encargan de decidir el destino del planeta y parece que están enojados con nosotros. Pero los más divertidos de los orates conspiracionistas son aquellos que aseguran que entre nosotros viven unos seres superiores mitad reptil, mitad persona que pronto se harán cargo de nuestro planeta. Unos dicen que para salvarnos; otros aseguran que nos pondrán a trabajar mientras ellos se divierten, intuyendo de qué lado masca la reptiliana iguana.

Juan Casas

Twitter: @contraperiplos

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Juan Casas Ávila
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