Al principio y al final de la historia musical están las canciones; celebro que este grupo catalán se haya dado cuenta que en ciertos países se le pone especial atención a las letras. Así es como se establece una conexión entre el artista y sus escuchas; surge un vínculo directo e íntimo. Siempre se piensa que tal o cual canción ha sido compuesta para que uno solamente la escuche; como si el autor la hubiera concebido para que tarde o temprano llegará hasta la persona correcta. Tal es su fuerza, su magia, su magnetismo.
Así que ante el quinto álbum de los barceloneses, quedó atrapado ante una certera descripción: “Algunos amigos han desaparecido/ En más de un punto difícil del camino/ otros amigos no han dejado los bares/ y siguen cerrando los peores lugares. Algunos amigos son hoy desconocidos/ otros se han vuelto aburridos y no cuentan nada/ y las hostias que a todos nos va dando la vida/ las reparte el mismo cabrón a cuenta del destino”.
“Algunos amigos” prolonga el gran talento compositivo de Marc Gili y hace más fuerte esa conexión generacional. Es importante cuando se perciben las cosas desde un punto de vista similar. El cantante y guitarrista ha dicho que la pieza:
“trata sobre lo que ha pasado con aquellos colegas que hemos dejado de ver, pero también sobre aquellos que siguen en nuestras vidas”.El tiempo es inexorable –unos pocos se quedan, otros tantos se marchan-. Dorian ha sido un grupo que seduce a través de esa parte intimista a la hora de componer, además de poseer una gran sentido narrativo e imágenes fuertes y contundentes. Podemos seguir las canciones como si se tratara de cortometrajes llenos de misterio y un enorme espíritu vitalista. Para Marc, las noches no se acaban nunca y le dan la posibilidad de conocer otras culturas a través de incursiones larguísimas y bien degustadas. “Llévame” es una especie de manifiesto en la materia –de Violeta Parra a Tijuana; de las librerías en Corrientes a un Tequila en Jalisco-.
Dorian cala hondo y emociona en cantidad; es por eso que se trata de una banda con la que se siente el compromiso de escribir de ella y esparcir su arte por doquier. Aunque uno quisiera quedársela para unos cuantos iniciados, lo mejor que puede pasar es que cada vez más gente abrace y abrase sus canciones flamígeras.
Y es que ahora recuperan parte del sonido que los ha caracterizado en su comienzos –más eléctricos que folk-; se trata de un indie rock en el que la influencia electrónica no es un asunto menor. Hay cercanía al sonido de Depeche mode y un poco de The cure. En
Justicia Universalel trabajo con las cajas de ritmo y las secuencias sobresale de manera notable. Lo que sin duda se concentra en “Vicios y defectos”, en compañía de la reina del electro-pop chileno, Javiera Mena; y en la que una vez más el noctambulismo hedonista se desborda:
“Antes de que se nos haga más tarde/ Antes de que el sol nos parta el alma en dos/ Le pondré estrellas a nuestro cielo/ Con la magia de la alquimia y el fuego”.Lo curioso es que desde el título mismo pareciera que nos encontramos más bien ante un disco mucho más tendiente hacia lo público. Y claro que tiene su parte… la canción que le da título al álbum es algo de los más explícitamente político que hayan registrado hasta la fecha:
“No tendré piedad cuando llegue vuestro turno/ Sobran argumentos para condenaros juntos/ Un lustro en Siberia para el cobarde arribista/ Cadena perpetua para el doble moralista”.Se trata de un alegato contra el neoliberalismo, que además arranca con una estrofa más bien recitada –casi spoken word, como la mencionada anteriormente:
“Cuando se celebre el juicio de mi vida/ Expondré mis argumentos sin que nadie me lo impida/ Tengo un abogado que conoce el oficio/ Cobra una pasta, pero os va a sacar de quicio”.Musicalmente representa una aportación de Belly Hernández, encargada de los sintes y las programaciones, y que la trabajó hasta dejarla ya muy avanzada y con un identificable sello sonoro al estilo Dorian, y a la que luego Marc imprimió ese marcado sesgo crítico, tal como lo contó a la revista
Mondo Sonoro:“La letra hace una reflexión sobre el asunto del cambio climático y de cómo los desequilibrios en el mundo nos están llevando a un callejón sin salida mientras nosotros miramos hacia otro lado como si fuéramos la orquesta del Titanic. Todo en el álbum es una reflexión sobre lo contemporáneo y sobre esta época de inestabilidad emocional que atraviesa el ser humano. En el fondo como ya no se puede confiar en Dios porque Dios no existe, ni tampoco puedes confiar en ir a un paraíso posterior porque tampoco existe, tenemos que convivir con ese sentimiento”.
Y el disco no para en requiebros interesantes; desde las menciones en clave de homenaje para Radio Futura en “Noches blancas” y en “Señales” para The Smiths. A lo que habremos de sumar otro par de colaboraciones; en “Buenas intenciones” aparece la seductora voz de Nita, la cantante del proyecto de electro-flamenco Fuel Fandango. Y luego vendrá el tema que seguramente en México levantará resquemores y polémicas; desde hacen tiempo han compartido escenarios con Zoé y ello ha motivado que sumaran a León Larregui para realizar “Duele” -uno de los sencillos de adelanto- y en la que retornan a esos pasajes controlados por la búsqueda personal:
“Nadie puede encontrarte/ cuando huyes de ti/ nadie puede salvar a nadie/ cuando duele así”.Justicia Universal
llega siendo el primer disco con temas inéditos desde el 2013 (con
La velocidad del vacío); mientras tanto desenchufaron y mostraron como suena en directo su repertorio, que está poblado de canciones que ya pertenecen a la gente en calidad de himnos colectivos. Ahora han entregado 11 canciones muy bien cohesionadas y que agregan la sensibilidad de Belly y Lisandro Montes (guitarra y teclado) a la hora de componer. Han ampliado su registro sin perder ápice alguno de su personalidad en el camino. Arrancan a todo tren en “Noches blancas”:
“Luna gris... Ven a salvarnos/ sácanos de aquí/ Quiero perderme en una noche sin fin/ La ciudad de la furia es mi jardín” (ya nos habían dejado saber que son fans de Soda Stéreo) y cierran con “Cometas” regalando texturas y ambientes digitales sobre los que resuena un Marc Gili en plan cómplice: “Deja que mi voz sea tu voz/ Deja que me asome a tu balcón/ Deja que me hunda en tu luz/ Deja que me queme en tu fuego”.Dorian es un grupo de rock en plena forma que se da el tiempo para reflexionar sobre el estado de las cosas y a la vez mirarse a profundidad en un espejo. Mezclan lo público y lo privado y en ámbitos tocan centros neurálgicos. La música pone al cuerpo en movimiento, mientras la mente se ocupa de buscar algunas respuestas:
“Te cambio un tal vez por un ahora o nunca/ Te cambio el porvenir por una noche más/ Te cambio la rutina por un salto al vació/ Te cambio esta habilidad por corazón”.circozonico@hotmail.com