Puerto de Boston. Esta noche los Celtics juegan el quinto partido de la Serie Final que dominan 3-1 sobre Dallas; junto a un puñado de equipos en todo el mundo, son una de las franquicias más clásicas, emblemáticas y queridas del deporte. En épocas de videojuegos, Kings League y otras ociosidades que presumen y fanfarronean hasta el cansancio ser la nueva ola de la industria deportiva, me pregunto si esta clase de organizaciones tan ancladas a su pasado sobrevivirán. La respuesta, como siempre, me la dio el viejo deporte: no es lo mismo tendencia que cultura. Equipos como Boston significan mucho más que comunidades virtuales y sociedades digitales, son parte de sus puertos, sus barrios, sus ciudadanos, sus familias y personas que a través del tiempo, han contado su historia. Estos antiguos equipos definen el carácter y personalidad de las ciudades: para conocer el corazón de Boston hay que entrar al Garden y al Fenway, olfatear la grama del diamante y escuchar el crujir de la duela. Como decía mi abuela: “Dime de qué presumes, y te diré de lo que careces” .
Océano Atlántico. Tener Eurocopa y Copa América al mismo tiempo es una bendición para los aficionados al futbol, a partir del jueves cuando Argentina inaugure el torneo contra Canadá en Atlanta, los campeonatos continentales más importantes coincidirán cuatro semanas: ahí tenemos nuestro Mundial alternativo. Disfrutar ambas competiciones en las que veremos 40 selecciones frente al espejo, nos dará una idea muy clara de lo que podemos esperar dentro de dos años cuando llegue el Mundial con 48 equipos. Dos años en la dinámica de una selección nacional, son muy cortos. Lo que suceda en los próximos veintisiete días no cambiará mucho lo que pasará en los próximos 724. Nadie es capaz de ganar un Mundial si antes no ha ganado una Eurocopa o una Copa América, estos torneos son los puertos donde zarpan los trasatlánticos.