Descarado. El australiano Nick Kyrgios es un fanfarrón entrañable, un sinvergüenza simpático, un bocazas escandaloso, un rival insoportable y un tenista extraordinario por debajo de los primeros cuarenta del mundo. Le sobra todo lo que le falta a Federer y Nadal: irreverencia, no confundir con rebeldía. Porque la rebeldía en el deporte es algo muy serio: significa inconformidad frente la derrota, insolencia ante la apatía, batallar contra la injusticia, defender un estilo de juego y abanderar unos ideales deportivos durante toda una carrera. Rebeldes, son Federer, Nadal e incluso Djokovic; Kyrgios es un descarado y sincero jugador capaz de responder en plena cancha a la pregunta: ¿tienes hambre de triunfo después de tu primera final de Wimbledon? Con la respuesta: no, absolutamente no; estoy exhausto de tanto tenis, sinceramente, tengo ganas de unas vacaciones.
Verano. Brasileñas, colombianas y argentinas como principales candidatas, continúan jugando la Copa América Femenina de Futbol en Colombia hasta el 30 de julio. El torneo más importante del continente coincide en tiempo con la Eurocopa Femenina que se estará jugando en Inglaterra hasta el 31 de julio, y donde alemanas, inglesas, francesas, suecas, noruegas, neerlandesas y españolas son favoritas. Ambas copas, pero sobre todo la Euro, están ofreciendo un nivel altísimo de juego a un año del Mundial de Australia y Nueva Zelanda. El futbol femenino se adueñó de manera extraordinaria de una época natural del año, programada para un Mundial que se jugará en invierno. Organizarse para ver jugar a estas magníficas selecciones por televisión durante los lluviosos días de verano, nos devuelve esa emoción sincera, original y cálida, que los aficionados estamos perdiendo.
Promesa. Erling Haaland se paseó por el escenario con el desparpajo de un ídolo juvenil y la seguridad de un killer del área. Parece un chico inofensivo encerrado en la armadura de Terminator, tiene algo de Hansel y algo de Schwarzenegger. Bañado en confeti y ovacionado por los seguidores del equipo durante su presentación con el City, tomó el micrófono y ofreció unas palabras que en el mundo de futbol, casi nadie se atreve a decir: “les prometo diversión y goles”.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo
