Menos, es más. Alinear Eurocopa y Copa América en el calendario ha sido un éxito a pesar del celo que se tienen los organismos, y será mucho mayor cuando FIFA, UEFA y Conmebol trabajen en común haciendo una correcta separación de bienes entre el futbol de clubes, donde está el gran motor comercial, y el futbol de selecciones nacionales, donde están los grandes intereses políticos. En el futuro ambos torneos deberían funcionar como una fase clasificatoria, o cuando menos compensatoria de las largas, tediosas y cada vez más aburridas eliminatorias rumbo al Mundial. Ambos torneos continentales fueron apasionantes, pero su nivel ha sido muy bajo en relación a su gran pasado: no nos engañemos, los futbolistas llegaron reventados; se quiere jugar más, pero se debe jugar menos para poder jugar mejor.
Un cuarto de campeón. De los cuatro finalistas saldrán dos medios campeones y dos cuartos de campeón mundial: pienso que ganar la Copa América o ganar la Eurocopa vale la mitad de una Copa del Mundo. Así que en orden alfabético: Argentina, Colombia, España e Inglaterra son posibles semifinalistas del 2026. Dentro de dos años estas selecciones solo pueden hacer dos cosas: madurar y mejorar. España parece la más rica porque es la que mejor invierte en talento juvenil; Inglaterra es dura y resistente como la piedra de un castillo; Argentina encontrará un camino sin Messi, y Colombia es el mejor de los equipos emergentes que siempre merodean la historia. Aquí hay cuatro favoritos.
Sencillez. La carrera de ninguno de estos cuatro entrenadores, Scaloni, De La Fuente, Lorenzo y Southgate, estuvo precedida por la fama, las frases de mural, la colección más grande de títulos, ni el clamor popular. Estos señores dirigen a cuatro de las selecciones más poderosas del mundo por una sencilla razón, precisamente, son entrenadores sencillos que dirigen canteras, futbolistas y talentos estelares.