El boleto para cualquiera de los tres conciertos —8, 9 y 10 del mes en curso—, de Taylor Swift en el estadio Ernst Happel de Viena, tuvo un costo promedio de 456 euros (9,481.65 pesos mexicanos), mismos que se vendieron con anticipación. La rubia de Pensilvania, cuyas ventas millonarias por sus temas y favorita de legiones de admiradores en todo el mundo, se encontraba muy contenta de presentarse en la capital austríaca. Sin embargo, a escasos días de su primera actuación fueron canceladas todas sus funciones por amenaza de actos terroristas.
Con el anuncio de que se esperaban alrededor de 195 mil personas, tres mentes enfermas poseídas por el fanatismo religioso y leales al Estado Islámico (EI), preparaban un ataque en contra del público utilizando lo que su odio les dictaba: cuchillos, explosivos y un vehículo destinado a impactarse contra la multitud. Una multitud compuesta por muchas adolescentes, jóvenes y personas adultas, porque a los conciertos de la cantante de Blank Space es común que asisten muchos padres de familia con sus hijos.
Para fortuna de todos, ese baño de sangre pudo impedirse, aunque no deja de sorprender es hasta dónde llegan los tentáculos de una organización terrorista que busca derrumbar la moral y desestabilizar la seguridad social de un país, en este caso Austria, para demostrar que son poderosos, y que mediante este tipo de acciones pueden someter a las naciones de Occidente.
Llama la atención que los atacantes detenidos sean menores de edad: 15, 17 y 19 años. Tres adolescentes que bien pudieron formar parte del público a cualquiera de los conciertos de Taylor Swift. Pero no es así. Sus intenciones eran asesinar al mayor número de personas y después suicidarse. Tal y como marca su tradición: convertirse en mártires. Una verdadera locura.
Después del 11 de septiembre los tiempos en que se podía asistir a los conciertos con tranquilidad terminaron. Las medidas de seguridad —llámese Inteligencia—, deben estar ahora más alertas que nunca, incluido México. El terrorismo ataca por igual a naciones enemigas o aquellas que se mantienen neutras. Para el EI no hay límites, vemos que sus soldados no siempre visten de negro; son una amenaza y una realidad.