Los tiempos que vivimos pueden calificarse de aciagos, de duros, o de extremosos. Pero nada distintos a los que con sus propias luces y sombras ha vivido antes la humanidad. El punto es que ahora sabemos más y más rápido lo que acontece en este planeta llamado Tierra y habitado por humanos.
Los acontecimientos sociales, políticos, bélicos y de cualquier otro tipo; a cualquier nivel local, nacional e internacional tienen un eco máximo al ser introducidos en todos los recovecos de la telaraña informática y de las redes sociales. Y pronto nos podemos enterar de lo que sucede con el genocidio en Gaza y los conflictos en otras partes del mundo. Pero igualmente nos podemos comunicar con nuestros familiares o amistades localizados lejos de nuestra residencia en cuestión de segundos.
Con todo esto en mente no deja de llamar mi atención lo que a veces los terrícolas hacen para llamar la atención, o demostrar poder a rajatabla (violencia pura) sobre otras personas, y lograr en cada ámbito metas u objetivos muy particulares.
Y para muestra dos botones, de algunas cosas que estos tiempos estelares que vivimos nos ofrecen:
- La diputada local morenista en el estado de Veracruz Llave, Victoria Gutiérrez Pérez, saltó a la “fama” nacional (y quizá internacional) por haber dicho que “científicos veracruzanos habían hecho una nave espacial para llevar café a Marte y venderlo a los marcianos”.
Y aquí estamos, tratando de entender lo que dijo la legisladora, y por qué lo dijo. Y una de dos: o la diputada nos está tomando el pelo y perfectamente sabe que no hay naves espaciales (aún) que puedan llegar al planeta rojo a “vender café de Veracruz”, pero sus ansias de fama y relumbrón le ganan a pesar de las burlas y críticas que esta declaración le ha valido en todos los ámbitos; pensando que lograr notoriedad a cualquier precio es un buen dividendo, a pesar del desprestigio que se gane.
O, la diputada es producto de un sistema social podrido con una enorme carencia de educación (no tiene una educación formal) o que, teniéndola, y a pesar de ello, es una buena muestra de que nuestro sistema educativo no sirve para nada al formar adultos que afirman cosas sin un sustento real. Y allí ya todo está torcido y deshecho, porque entonces tendremos adultos que hoy como niños están en la escuela, y veinte años después podrán decir barbaridad y media creyendo que dicen la verdad. ¡Vaya país¡
- Es un hecho que la ocupación de la Franja palestina de Gaza por Israel ha desatado todo tipo de críticas por la barbarie con que fue y está siendo realizada, lo que prácticamente le ha valido un amplio repudio a su primer ministro Benjamín Netanyahu por las acciones militares ordenadas a su ejército en contra de la población civil de este territorio: niños, jóvenes, mujeres y hombres que están sufriendo de una manera inmisericorde y cruel las consecuencias de decisiones que Inglaterra y Estados Unidos (avalados después por la ONU) tomaron hace setenta y cinco años para evitar de nueva cuenta al pueblo judío lo que los alemanes le hicieron en el Holocausto.
Pero entonces, ahora los israelíes ¿no degradan la estatura moral de su legítima causa de acceder a un territorio y tener un Estado, haciendo que otro pueblo sufra lo mismo, o tal vez más? O ¿el rasero no es el mismo para unos que para otros? Y la fuerza, el despojo y la crueldad nos regresan a tiempos anteriores a la tasación de la pena donde el rey babilonio Hammurabi en su código instituyó la proporcionalidad del castigo –gran avance histórico- al fijar el famoso “ojo por ojo, diente por diente” y hoy es “un ojo y luego te borro de la faz de la tierra”.
Como reprobable y criticable es la acción del grupo Hamas al haber secuestrado y matado a israelíes. Entonces ¿Israel tiene patente de corso para entrar a Qatar y matar impunemente a negociadores de este grupo palestino que entraron al país árabe, precisamente, a negociar la paz? Y ¿no habrá ninguna sanción o castigo por la osadía?
Tiempos vistos, tiempos que vemos, y tiempos que veremos; pues el ser humano parece ser que no tiene compostura y seguirá errante por el Universo haciendo cosas que no tienen una razón o explicación. Por lo tanto, seguiremos siendo los niños mentirosos y peleoneros del barrio [Universo] pero ¿por cuánto tiempo?