Todos alguna vez hemos escuchado por los medios de comunicación o las redes sociales el llamado angustioso de solicitud de sangre por algún drama que está viviendo alguna familia en cualquier hospital, ya sea público o privado.
Y no se diga en ésta época de pandemia, donde los nosocomios estuvieron saturados por personas contagiadas por el COVID 19, y por las secuelas que les ha dejado dicha enfermedad.
Una área de oportunidad de ser solidarios y servir a la patria, sería que los conscriptos que tramitan sus cartilla militar se les exhorte a donar sangre, es decir, durante el año en que deben registrarse los conscriptos de clase y remisos, se tramita su media cartilla, misma que deben entregar el mes de enero del año próximo en el cuartel militar que corresponda.
Aquí en Torreón se ubica en el 33º Batallón de Infantería ubicado (para dicho trámite) frente al Ejido La Joya.
En otras palabras, los conscriptos que acuden a tramitar la liberación de su cartilla militar, para ese momento ya son mayores de edad, (18 años cumplidos) por lo tanto, tienen libre albedrío para decidir sobre la donación de sangre, sin el consentimiento de los progenitores; claro está que se debe legislar para tener el carácter de obligatorio y de ser así, los hospitales tanto públicos como privados, elevarían sustancialmente la probabilidad de vida, sobre todo de gente más vulnerable al obtener todos los tipos sanguíneos.
Inclusive se podría invitar a laboratorios, pertenecientes a hospitales públicos y privados para el protocolo de extracción de sangre, donde dichas clínicas aportarían tanto el personal capacitado como el material que se deba utilizar para dicho procedimiento, que se llevaría a cabo en instalaciones castrenses.
Pero no sólo pueden ser potenciales donadores de sangre, también a esa edad de oro -18años- a los jóvenes lo que les sobra es vitalidad y energía, por lo tanto, además de la instrucción académica militar que reciben, podrían habilitarse a grupos alternos de conscriptos para labores comunitarias, como sería la limpieza de parques y plazas públicas, así como limpieza en el lecho del rio y canales de riego, los cuales se desbordan de desechos de todo tipo.
El asignar a varios jóvenes a la limpieza urbana de su ciudad, con la supervisión y vehículos castrenses, ofrecerán una excelente oportunidad de servicio comunitario y en cuestión de tres a cuatro horas por semana, dejarían limpio ya sea una plaza pública o un buen tramo lecho del río; este tipo de actividad en equipo, les brinda a los jóvenes una experiencia que recordarán toda su vida, pues siempre será un orgullo servir a la patria, aun en labores modestas, pero muy necesarias.