Perdón, pero sigo sin entender los criterios que las autoridades de Salud tienen para decidir si se abren o no los espacios públicos nuevamente para albergar a miles de paseantes en las vacaciones que se aproximan.
Ya se dijo que playa Miramar podrá recibir hasta 20 mil personas al día, sin alcohol o lo que quieran; se me hace incongruente que se permita esto, pero las fiestas con más de 300 personas, no.
Entiendo la parte de la “sana distancia” y las medidas sanitarias; pero vamos, ¿a poco en Miramar me pueden asegurar que no habrá ningún foco de riesgo?
Hay que ser honestos y reconocer que tenemos personas encargadas de dirigir la salud de la población con un sentido de doble moral.
De repente las medidas de restricción se “ablandaron” luego de aquella mega marcha en Ciudad Victoria que, obviamente, violaba todo reglamento que la misma autoridad estableció.
Vemos con preocupación cómo en países europeos están analizando un tercer cierre por el incremento de contagios.
Mientras tanto aquí en México hay un descontrol, relajamiento; ya la mayoría de la gente no quiere saber nada de la pandemia.
Ha sido el mismo desencanto provocado por las autoridades lo que provocó ese rechazo a seguir cuidándonos. Lo vimos con Hugo López-Gatell, el zar anticovid del país, pasearse por parques y plazas pese a estar contagiado de covid y con una alta carga viral.
El mismo Presidente de México, quien tanto negó el uso de cubrebocas, se enfermó y milagrosamente se recuperó en menor tiempo comparado con el promedio de personas contagiadas, que llegan a pasar hasta más de un mes confinados. Al poco rato el señor ya andaba de nuevo afuera y sí, sin usar cubrebocas.
Coincido con muchas personas en que ya estamos hartos de esta forma de vida, de lo que representa una pandemia, con tantas restricciones; pero si los gobernantes ya no lo toman en serio, ¿por qué doña Juanita sí tiene que acatar?
Ese es el problema, señores encargados de la salud, que vemos un total desmadre tan solo con el plan de vacunación que, por el capricho federal de controlar la aplicación de las dosis, todavía no vamos ni a la mitad de la población protegida, cuando en otros países llevan desde un 70 hasta 90 por ciento; ahí están Chile y Estados Unidos, por ejemplo.
¿Entonces qué?, ¿ya cada quién haga lo que quiera? _