El sistema neoliberal propuso durante casi cuarenta años un mundo en forma de mercado global en donde el Estado ejercía un papel secundario y fungía sólo como policía para proteger la propiedad y las ganancias de las enormes corporaciones. Ello ocasionó por un lado, una enorme desigualdad, pues veintiséis personas acumularon más dinero que la mitad de la humanidad, y por otro lado, una enorme depredación del planeta que mantiene al hombre en la tierra al filo de su propia autodestrucción.
En ese sistema neoliberal que buscaba constantemente hacer a un lado la intervención del Estado, el notariado era un enemigo al que se buscó desaparecer constantemente pues era un regulador más del Estado ya que promovía en la esfera de su amplia competencia la aplicación efectiva de la ley.
Así, mientras el poder ejecutivo y el legislativo impulsan la creación de las leyes que regulan a la sociedad mexicana, el notariado vela por su exacta aplicación en el ámbito de su amplia competencia de actuación. Es como el otro lado de la pinza en la aplicación del derecho. El notario necesariamente tiene que ver la aplicación de la ley en forma estricta en toda la amplia gama de actos jurídicos en cuya formalización participa. Por ello, era mal visto en el sistema neoliberal que buscaba achicar la función del Estado eliminando su participación en todos los ámbitos.
Con el fin del neoliberalismo y el renacimiento del Estado como esfuerzo colectivo para ordenar y promover el bienestar de la población, el notariado en todo el mundo de origen latino, vuelve a cobrar una gran importancia como un instrumento eficaz del Estado para la exacta aplicación de la legislación en los actos de su competencia.
En el notariado de tipo latino como el nuestro es como tener al juez de los sistemas adversariales redactando los instrumentos públicos que van a dar validez y eficacia a los actos jurídicos para evitar el pleito. Por ello, es muy conocida la frase popular de “Notaria abierta, Juzgado cerrado”. Ello significa que si algún acto pasa ante notario queda blindado y no llegará a ser controvertido en tribunales, pues la tarea del notario no es otra sino cumplir todos los requisitos que la ley impone para dotar de existencia, validez y legitimidad a los actos jurídicos que se otorgan ante su fe, que además conlleva un importante ahorro en la administración de justicia al evitar litigios interminables.
En ese sentido, con el renacimiento del Estado de Bienestar, en donde el Estado reasume su responsabilidad por el bienestar de la población, el notariado se convierte en uno de sus instrumentos más importantes para asegurar la vigencia real de un Estado de Derecho. No omito mencionar que es indispensable para alcanzar la paz y la seguridad jurídica que se busca en este sistema que la legislación aplicable esté informada por principios de justicia, pues el notariado no legisla y sólo aplica con equidad, es decir, con justicia al caso concreto, la normatividad vigente aplicable en cada caso y así como la verdad es indispensable para un sistema de creencias, la justicia es indispensable para la vida armoniosa del ser humano en sociedad.
Mtro. Jesús Torres Gómez
Escuela Internacional de Derecho y Jurisprudencia.