Con rasgos de un feudalismo-hereditario de avanzada, con sus castas y señores (también señoras, para no discriminar), la democracia local está en condiciones de presumir la milagrosa conversión de la pluralidad política en "partido único". Es lo mismo en la economía donde, como resultado de la teología y su milagrería imperante, la diversidad de fuentes de riqueza y su vastedad solo alcanzan para la concentración.
Ahora lo que se busca es, a la manera de Dalí, derretir relojes para aspirar a manipular el tiempo, inclusive girar las manecillas a la izquierda mientras se proyectan episodios de supuestos triunfos oficiales pero que, según queja neoliberal, son parte de la desmemoria (sutil "ya chole de quejas", mientras aumenta la fila de aspirantes al Seguro Popular, comedores comunitarios, becas, vales y todo ese modelo no populista sino de asistencia social, brazo distributivo del "filantrocapitalismo" evasor).
"Necesito votos no tanto para ganar, sino para darme cuenta de que me encuentro completamente aislado y abandonado por todos, salvo por parte de pocos, muy cercanos", decía Pasolini sobre su participación en un premio literario.
Alguna leyenda similar se ha adoptado luego de cada elección donde, de acuerdo con la tesis del doctor Patricio Marcos (UNAM), es notoria la metamorfosis de la vieja Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP, del no menos metamorfoseado PRI) en la actual Confederación Nacional de Organizaciones Partidistas (CNOP), la cual funde bajo siglas y colores variopintos a espectros de derecha, ultraderecha, izquierda y ultraizquierda, nutrientes de la vena neoliberal populista, harto sinvergüenza (y, sí, "genocida de la vida política", como sugiere Marcos).
Es una de esas deformaciones que hacen del automatismo una provocación contra todo intento de racionalidad, ahí donde las purulencias son vitales para el funcionamiento del cuerpo y los muertos reviven (por eso, como miembros de la flamante confederación, los corruptos perpetúan su rito purificador).
"Bello es el encuentro fortuito, sobre una mesa de operaciones, de una máquina de coser y de un paraguas", afirmaba Lautrémount, muy en línea con el alza de las tasas de interés de Banxico y la bestial subasta de dólares (coberturas cambiarias) para engordar portafolios de especuladores y agiotistas, en detrimento de tarjeta-habientes y de inversiones productivas.
Según la arbitraria interpretación de los acontecimientos, la persistencia de la memoria es un arrebato juvenil de sueños ya sin la camisa de fuerza de la razón, mientras que la persistencia de la irracionalidad sería la consumación oral de proyecciones teologales (un mundo feliz bajo la pacífica conducción del Ogro Salvaje y la égida de la probidad más improbable, plagada de duartes, lozoyas, moreiras, borges y otras que ni siquiera requieren de tiempos mejores).