Observadores del tema han asegurado que "un gran concepto de ciencia ficción resulta a veces inagotable". Su expansión es infinita cuando, dicen, se presenta una progresión evolutiva. Empero, en algunos casos no se hace nada por salir del punto de partida y es aquí donde se origina lo que el critico de lo fantástico, el estadounidense James Blish, denominó como "series plantilla".
Este es el caso de una de las sub-ramas de la ciencia ficción conocida como "neoliberalismo económico", con un Ogro Salvaje atascado en su jerga supuestamente científica y maniobras previsibles para tratar de maquillar su mundo alterno como la pobreza, la desigualdad y su mediocre crecimiento, el cual sólo ha servido para ampliar la brecha entre miserables (más de 55 millones) y las 30 familias que se han agandallado la riqueza nacional (el tristemente célebre "1 por ciento").
Lleva casi 40 años con la misma tonada, en homenaje a la doctrina del "estancamiento empobrecedor" que lo caracteriza, y en el último truco ilusionista de plano los profetas del credo depredador fueron pillados en la prestidigitación con sus propias "estadísticas", luego de dar a conocer la presunta reducción de la pobreza en casi un millón 927 mil mexicanos.
Resulta que la inflación anual ((de entre 2.8 y 4 por ciento) hizo que salieran de la pobreza durante el período 2014-2016, pero la inflación (de más de 6.4 por ciento anual) los regresó a su lugar este año (gracias en buena medida al gasolinazo del 1 de enero pasado) según se desprende del informe del Coneval e INEGI, que viven el peor momento de falta de credibilidad.
Para la especulación: no se sabe si parte de los "ex-pobres" del lapso 2014-2016 alcanzaron esa condición debido a las limosnas o robos que, afirman encuestas del INEGI, se vieron obligados a efectuar para no hundirse más, según la confesión de un millón de personas sobre las "prácticas sociales no aceptadas, como robar".
También, el dúo fantástico Coneval-INEGI aseguró que los ingresos de las familias crecieron 2.1 por ciento (2014-2016), con percepciones de más de 46 mil pesos y en el caso de las más pobres, con un salto en el 2014 de 5 mil 900 pesos trimestrales a 8 mil 169 pesos (un astronómico 33 por ciento).
¿Cómo se logró esto si, según académicos de la Universidad Iberoamericana de Puebla, los salarios en el 2014 eran iguales a los del año 1952 y la pobreza no se ha movido en las últimas dos décadas?
Aquí la ficción modificó el modelo estadístico para la medición y, más efectiva que los sabuesos fiscales, encontró incluso a millones ocultando sus percepciones, tacañería peor que la de los evasores de impuestos vía monopolios, oligopolios, duopolios y toda esa plaga de clientes de paraísos fiscales.
Conclusión: mientras no se resuelva la desigualdad, la pobreza va ir en aumento. Los horizontes lejanamente felices de casi 40 años de neoliberalismo son crueldad estadística.