Cuando tenemos que enfrentar un problema, el primer paso es reconocerlo, diagnosticarlo y para saber su gravedad, fundamentalmente hay que medirlo. Al hablar de pobreza, su alcance y dimensión se transforma en un problema de conciencia, y hasta hace no mucho, la variable a entender y medir era solamente el ingreso de las personas. Bajo esa aproximación, saber que alrededor de 800 millones de personas en el mundo viven por debajo de la línea del bienestar, marcada por los $1.90 dólares diarios, no es suficiente.
Además del ingreso, existen diversas condiciones asociadas a la pobreza; derechos elementales como la alimentación, servicios de salud, educación, cobertura de la seguridad social, vivienda y servicios básicos que, cuando fallan o no son suficientes, operan como inhibidores del desarrollo. De esta manera, cuando incorporamos las carencias a la ecuación, construimos entonces una medición multidimensional de la pobreza, tema en donde México es pionero desde hace una década, realizando este tipo de medición que se ha consolidado como nuestra mejor guía para impulsar el desarrollo incluyente.
En este contexto, los días martes y miércoles, en Acapulco, 37 países de todos los continentes, e instituciones mundiales como la ONU, OEA, OCDE, BID y el Banco Mundial, entre otros, coordinados por la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford, nos reuniremos en la Cuarta Reunión de Alto Nivel de la Red de Pobreza Multidimensional.
De manera especial, esta reunión será una herramienta para atender el compromiso global a favor del progreso, que se entiende a través de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por las naciones en Septiembre del 2015. Con una coordinación histórica, el trabajo para abatir la pobreza deberá hacerse desde distintos frentes, reconociendo a la inclusión social como el motor que permitirá reducir a la mitad, hacia el 2030, la proporción de personas en pobreza multidimensional.
Es por ello que, para el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, la relevancia de estos objetivos se manifiestan en la decisión de hacer de la Estrategia Nacional de Inclusión el corazón que coordine esfuerzos de instituciones y los distintos niveles de gobierno, con programas y recursos orientados, focalizados y funcionado transversalmente. Así como medimos multidimensionalmente la pobreza, estamos atacando también, con múltiples políticas de estado, transparentes y estables, las diversas causas de la pobreza.
Hoy en México, tenemos un organismo con el mandato legal de medir la pobreza, CONEVAL, y por ende, quienes diseñamos y ejecutamos la política social en SEDESOL, buscamos tener herramientas objetivas que nos permitan dar en el blanco y generar resultados. Mientras haya un mexicano pobre, como lo ha dicho el Secretario Luis Miranda, tendremos causa y razón para que con eficiencia, luchemos por resolver este que es el más grande desafío que tenemos.
En ese sentido, nos enorgullece como mexicanos recibir este foro, compartir experiencias y presumir, porque debemos hacerlo, que hoy como nunca antes, el combate a la pobreza en nuestro país tiene como componente principal información que nos permite tomar mejores decisiones; de allí, los resultados hacia adelante serán indudablemente alentadores.