Sin duda alguna de las expresiones más claras del sector opositors es su conciencia de clase. Frente al espejo ni sólo son hermosos, guapos, ricos, pipirisnais, elegidos, gloriosos y papalords. Así fueron creados para ser como Paco Stanley, Mauricio Garcés, La Doña y Gordolfo Gelatino a la vez. Nunca se equivocan y fueron elegidos para ser el ombligo del mundo. Y eso es cuando su ego está más o menos controlado, ha sometido algún tipo de dieta emocional.
Y tristemente, desde el 2018, vimos como la clase dominante, Los tachos los de la oligarquía, se dieron una parte, mínima pero importante, de su poder el poder ejecutivo. Y es ahí donde empezó el resentimiento social, la baja autoestima, que ha llegado ya al nivel de la pertrecharse atrás de un huipil un poquito demasiado inflado. Cómo estarán de bajas sus expectativas, sus su narcisismo y su ego, como para resguardarse traes unas gelatinas, unos tamales, el combate a las micheladas y el desprecio a los trabajadores del sureste y la exaltación del aspiracionismo. El aspiracionismo, como la meritocracia Son inventos de la intelectualidad derecha gira para alimentar aquellos extraviados e incautos, que creen que pueden escalar en la sociedad así nada más por decreto.
Así las cosas, la pregunta sería, en serio, ¿los priístas de hueso colorado, del tipo el papá de Xóchitl Gálvez que se murió orgullosamente tricolor, estarían dispuestos a votar por ella, a pesar de que representa una de las humillaciones más exhaustivas y detalladas que pudiera haber recibido nunca jamás el priismo a lo largo de su historia?
¿Es meta que el panismo de hueso colorado, esa proveeduría de complejos pequeño burgueses y de incalculable clasicismo y machacante conservadurismo, va a votar por una señora que no es mi de aquí ni de allá y cuyas posiciones le alteran los nervios al Yunque?
¿O solo estarían con ella porque será dócil con la Coparmex?
Algo solo comparable Sandra Cuevas yendo a platicarle al Ángel de la Independencia sus deseos de gobernar de manera porfirista a la CdMx.
O sea, pobre Ángel. Deberían de poner ahí un cadenero para que no suba cualquiera a transmitirle sus traumas.
Después la señora Sandra se fue a incorporarse de una manera nada oportunista a los hijos del huipil y las gelatinas, para rendirle culto y ponerse a las órdenes de la reina del Dedazo. Ni Creel ni Alito ni Markitititititito Cortés gritaban tan fuerte. Bueno, gritaba más que todos los chuchitos del PRD.
