Como los bots, trolls y jéiters de la opo tenían copadas las redes sociales (para eso se gastaron 170 millones en un solo día, más lo que ya habían invertido desde que el anonimato apareció la primera convocatoria) después de la marcha de la Degeneración Zzz, cualquiera creería que ya se había acabado el maldito comunismo de la 4T y que la presidenta Sheinbaum prácticamente estaba escondida en Palenque o en La Habana. Y que por supuesto regresaban al poder los grandes estadistas ultraderechosos a resucitar a la krauzista dictadura perfecta del PRIAN.
El problema es que cuando sales a la calle y comienzas a revisar narrativas fuera de la norma del conservadurismo cavernicolita y tiopinchística, en realidad resulta que la gran revolución se está desmoronando. Tanto que me había hecho la ilusión de ver a Alitititito Moreno recuperando Los Pinos y junto con Kinky Téllez entregándole a Donald Trump las llaves de Pemex, CFE y del chocolate del Bienestar, cuando de pronto se supo que todo se derrumbó y que la nueva convocatoria de la Generación Z simplemente valió tres hectáreas de pepino. En Ciudad Universitaria nomás se juntaron los vendedores de jícamas y el reptor que se quiere inscribir en la Loka Academia de Ayuwokis. Mientras tanto, en Reforma con muchos trabajos se apersonaron el mínimo de un carrito de tamales y los vendedores de banderitas de One Piece que se quedaron bien Muñoz sin su mercancía. No se pararon ni las moscas.
Y luego se atreven a hacer otra convocatoria ya nada más por convivir. Se ve que Claudio XXX y el Tío Pinchi no tienen nada que hacer. ¿Qué acaso no tienen unos trabajadores que explotar, deudas que negar y atracos en despoblado que planear?
Y para acabarla de amolar, los influencers ayuwokis del PAN se pusieron peor que Laura Zapata, ahí todos ridis, cuando los agarraron como al Tigre de Santa Julia. En un estudio muy interesante que realizó mi querido máster Salvador Frausto para MILENIO, titulado “Anatomía de un tuit”, se puede observar toda la burbuja artificial con la que se construyó todo esto de la Generación Zzz. Un ejercicio fallido de posveldá veldá prefabricada y alimentada no por la chaviza, sino por la momiza.
El común denominador de las marchas fueron los exabruptos, las mentadas, gritos y leperadas de los participantes contra la Presidenta. Un lenguaje amenazador, misógino, patibulario y clasista sacado de cualquier discurso mendaz, corriente, vulgar y maniaco regresivo de Alititito Moreno.