En vez de disfrutar lo votado (por las grandes mayorías) y tratar de aprender del presidente López Obrador que les dio grandes lecciones, los representantes del sector opositors prefieren ser la burla y la comidilla. Neta, en vez de andarle jugando a la oposicioncita matoncita pobrediablilla, el conservadurismo ultraderechoso tendría que ponerse a estudiar las luchas y el sexenio lopezobradorista, ahora que el Presidente dio su último informe a tambor batiente, dejándolos como lazo de cochino.
Pero no, parece que la decisión es hacer lo mismo para recibir las mismas madrizas. Ahí tenemos a comunicadores de rancio abolengo que montan melodramas como La pícara soñadora y María Mercedes, y se azotan de manera harto clasista como Laura Zapata, ante los periodistas independientes. Con la estatura moral que no tienen, andan ardidos los derechairos porque estos yutuberos a los que desprecian, resultaron más relevantes e influyentes que todos los lorets, michas, alazrakis, brozos y dressers que, con todos los recursos, no le acarrearon a su candidata del huipil ni un mendrugo de voto. Y peor aún, entre más colmaban de elogios vacuos a Xóchitl, más la hundían en el desprestigio en que seguirá chapoteando.
El gran problema de la derecha nacional no solo sera encontrar voces derechosas refrescantes y menos premodernas (o sea, sacan de La hora de derechosear a Denise pero meten a Chuchito Silva Herzog cuyas ideas compiten con las de Ferriz de Kong), pero todavía les urge más un curso de lucha lucha lucha no dejes luchar.
Digo, no es posible que Margarita Zavala crea que el gran acto solidario con el Paro del poder perjudicial sea dándoles un claxonacito desde su camionetón (mejor les hubiera llevado unos changüis). Y lo peor es que ese pitido leve no fue escuchado por la ministra Piña (la reina de las suspensiones achicanadas), pues estaba, como los Piñaboys de la tremenda corte, aplatanados en sus caserones.
Ya lo de la Dresser haciéndose la vístima y lo de Krauze diciendo que los libertarios estaban en El Ángel con los perjudiciales (o sea, los jovenazos del Frente Cínico Nacional echando polilla), mientras que el Zócalo estaban los serviles (él, que les boleó los cacles de Salinas a Peña) es como del Sensacional de traileros derechairos.
La derecha tiene mucho que aprender de AMLO, pero prefiere demonizarlo. Mientras él jugaba ajedrez, la fanaticada de prianista de Milei jugaba matatena con yo-yo incluido.
