Cuando se corrieron los rumores de que el expresichente CaldeRón todo el mundo se paró de pestañas en el calderonato ramplón, alegando con lágrimas en los ojos que su ídolo de barro de Tlaquepaque con trabajos se tomaba una copita de rompope cada año. Yo pensaba que si en efecto, el compadre de García Luna Productions no era un briagadales, era sin duda el típico caso de desperdicio de aspecto, pues Jelipillo podía salir como protagonista en La Pulquería V.
Por supuesto, cuando la lúcida Xóchitl Gálvez habló de tener “hambre de sed”, todos pensamos en Calderón, que es capaz de morir de sed habiendo tanto tonayan.
Después de presenciar las consecuencias desastrosas de la narco guerra, la Estafa de luz, la historia terrible de la Guardería ABC, la entrega de Pemex a Iberdrola, la barda millonaria de una empresa que nunca jamás existió, su ultraderechismo salvaje y tantos atracos más, lo de su dipsomanía irredenta me parece la única parte humana del fulano.
Por eso a mi no me sorprende que el señor Guerra, otrora directivo del Instituto Nacional de Acceso a la Información tuviera a bien llevarse a su banda laboral a los teibols a buscar el rescoldo de placer, desventurados. Es una tradición que fue llevada al extremo en la CTM donde, gracias a su líder, Gerra Ford, les llevaron a los fieles al sindicato, un show monstruoso para hablar de teiboleras y traiciones.
Tampoco es extraño es que para pagar el guateque, el señor Guerra pagará con la tarjeta de la institución que, hasta donde se sabe, no es para saldar excesos ni libaciones. Lo que sí indigna es que el INAI, estando encargado de la transparencia y el derecho a la información, haya ocultado todo durante 10 años. ¡Qué padre!
Algo que solo se puede comparar con el ex rector Graue que dejó todo planchado en la UNAM, para que resguarden a piedra y lodo sus declaraciones patrimoniales, no vaya a aparecer un palacete en Chilpancingo.
Todavía más admirable la señora Julieta del Río del INAI, a la que el periodista Luis Guillermo Hernández denomina como la Faraona de la institución, que ha consolidado toda una corte de los milagros y que tan solo este año ha hecho más de 150 viajes nacionales e internacionales.
Y todavía mi Lady X, en uno más de sus montajes, estuvo ahí encadenada para salvar al Inai de las garras del sátrapa de Macuspana, cuando escondían los datos teiboleros de Guerra.
Ya unos consejeros del INAI renunciaron, se van tener que pagar sus gustitos.