Ya lo he dicho, pero lo reitero: se me hace muy mala onda que a nuestros expresichentes se les haya retirado su bien ganada pensión, sobre todo porque daba orgullo que en ese rubro se superara incluso a personajes como George Bush, a quien no vamos a acusar de ser adicto a la austeridad republicana. Con esos recursos tristemente arrebatados, nuestros dignísimos ex primeros mandatarios podrían alcanzar la chuleta, juntar pa´l chivo y pasar la cuesta de enero, sin tener que dar espectáculos de muy dudosa categoría. Hoy tenemos a Luis Echeverría, amo y señor del Jueves de Corpus y los Halcones, reptando en su palacete de San Jerónimo solo con su soledad, solo con sus sentimientos. Ahí está el pobre don Vicente Fox redactando tuits que no aceptarían en un parvulario y mucho menos en la nocturna, por su naturaleza dispar y francamente inane; como diría mi Juanga, qué necesidad. Y qué decir de Felipe Calderón, que penosamente tiene que ayudarse ofreciendo el Atalaya de Iberdrola de puerta en puerta, mientras busca neuróticamente regresar al poder para financiar sus shots de tequila y las cubanderas que no se van a preparar solas. Eso sí, con mayor dignidad mi licenciado Peña que por su estilo y natural caché, utilizaría esos recursos que le han birlado para adquirir más y mejores pelucas para cuando ande de incógnito, y echarse unas botellas de champán “Estafa maestra” a la salud del pueblo mexicano.
El único que por fortuna no depende de esa pensión, pues renunció a ella porque se le hacía poca cosa, es el notabilísimo señor del Fobrapoa, Aguas blancas y varios más, Ernesto Zedillo que ha vivido de trabajar de aviador en empresas que fueron beneficiadas durante su mandato como Citigroup, cuyo rescate de Banamex fue poco menos que glorioso. Lo que no se vale es que nos haya hecho creer que no traía cash.
Ante tales circunstancias y con la esperanza de que la historia los absuelva como debe de ser, seguramente en el INE renunciará a su habitual avaricia para mandarles a los expresichentes, a través de El Chipotle, algunos melones de los que le sobran para compartirlos con ellos.
Sí, porque mientras la dictadura macuspánica invierte inútilmente en la refinería Deer Park en Estados Unidos (cuando podría solo hacer una barda como Jelipillo), nuestros expresichentes viven prácticamente en situación de calle de la amargura. ¡Pobrecitos!
Ojalá el magnánimo y humanista Salinas Pliego les de chamba en Elektra.
Jairo Calixto Albarrán
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