No sé cuál de los chorromil asesores del INE –quizá el ChikiliQuadri, rey del discurso de odio que quiere proteger al INE del discurso de odio, o Chumel Torres, el desclasado clasista que no sabe de lucha de clases—tuvo la exaltada idea de inventar a un personaje de caricatura llamado El Chipotle, con la misión humanitaria de responder al chile y a nombre del instituto, a las acusaciones de que sale más caro que un hijo huevón en el Tec. Quien sabe quiénes fueron, pero hay que aplaudirles que por primera vez desquitaron el sueldo. Fue una genialidad que el personaje estuviera inspirado en los heroicos consejeros, Tatankita Córdova y Murayamasamí: ahí está la mirada desgobernada, lo tipludito de la voz, el sudoríparo nerviosismo que los caracteriza y lo neurotiquito de sus argumentos. Así, ante tales maravillas, es increíble que haya tanto canalla criticando a estos compatriotas por, supuestamente, gastar una fortuna en una animación deslumbrante en vez de alabar su manejo del lenguaje fílmico, la narrativa tipo novela gráfica y el arte dibujístico que haría palidecer de envidia a Moebius, toda la plantilla de la revista Mad y hasta a Los Agachados de Rius Frius.
Ningún chipotle les embona.
Están como aquellos que, sin temor a un castigo divino, se atrevieron a criticar a los primero tiktokeros de Fosfotlanejo, Sammy y Marianita, por otorgarle el honor a un bebé de ser adoptado por ellos durante un fin semana. Afortunadamente sus compañeros de Movimiento Ciudadano, que iniciaron tal tradición con el niño Yawi del nananá nanananá, mejor se quedaron calladitos como Dante Delgado o Chertorivski Kinski que de todo opinan menos de esto. O como Patricia Mercado, candidata a la Presidencia y aparentemente preocupada por los derechos humanos, que salió a defenderlos y hasta los conminó a servir de vehículos para que los trámites de adopción no sean tan engorrosos. Un acto valiente porque proteger a estos personajes de la insidia y la malevolencia solo porque monetizaron su ejercicio de paternidad irresponsable, es ahora más peligroso que defender a Yocovid y al América como David Faitelson que casi casi aboga por el derecho del tenista a contagiar a la mayor cantidad de personas posibles.
No se vale.
Mi única sugerencia es que para la próxima la Nueva Vieja Banda TimbirINE ya no recurra al Chipotle que le falta mucho para ser chipocles, y mejor rente una botarga del Doctor Simi que es mucho más didáctica y bara, bara.
Jairo Calixto Albarrán
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