Uno que estaba tranquilamente hilvanando versos al ritmo de “en este mundo matraca de calabacearla ningún panista se escapa, la calabacea Lozano, la calabacea Jelipillo y hasta Anaya ha de ver flotar su propia calabaza”, cuando de pronto apareció una nota que supera con creces los exabruptos clasistas-racistas de Kinky Téllez, la chumelización de la ultraderecha prianista y los arrebatos provocadores de la CNTE (¿por qué no se van con esos ímpetus a exigirle a los plutócratas que paguen sus impuestos para que el gobierno les cumpla sus exigencias?: ¡Donald Trump y Elon Musk se están peliando!
¡Lama, lama, laaamiiiitaaaaaa!
Así, al ritmo de Muchilanga le pegó a Burundanga, Musk le dijo a Trump que su plan fiscal era una abominación, el agente anaranjado le respondió que estaba muy decepcionado de él, el milloneta adicto a los saludos nazis arremetió alegando que sin su dinero (alrededor de 280 mdd) mi Donald no hubiera llegado a la Casa Blanca, el del pelucón respondió que le iba a quitar todos los bisnes que tenía con Mr. Tesla, y entonces el ñor de la ketamina soltó lo que él mismo denominó como una bomba: Trump debería de ser echado a patadas de la Sala Oval porque estuvo metido con el padrote de Hollywood, el señor Jeffrey Epstein, que hacía ver al padrote Maciel como un chichifo de ocasión. En serena respuesta, don Donald ya quiere quitarle la nacionalidad a Musk para mandarlo con los maras salmaruchan.
¡Peor que La guerra de los Roses, más violenta que la bronca de Calderón con el chupe, más brava que la batalla del #SacoDePus contra Markititito Cortés, más épica que la madriza entre Fox y la ortografía, más compleja que la lucha entre Alitititito Moreno y el botox!
¡La escaramuza #TrumpMusk es como pelea de Faitelson con el Canelo, o Faitelson con Joserra, o Faitelson con Catémoc Blanco o Faitelson vs. Faitelson, papá!
Claro, hay gran preocupación por el destino de Milei y Bukele ukulele, los nenes consentidos de este matrimonio en franca y violenta decadencia. Si no toman rápidamente una terapia de pareja, ¡esto se va a descontrolar! Si esto acaba en una historia más escatológica que la biografía de Anaya, ni modo, pero como dicen en Los Simpson: “¡Es que nadie piensa en los niños libertarios y ultraderechairos?”.
No sé a ustedes pero a mí me encantan los finales felices. ¡No hay mejor derecha que se autoaplica derechazos a las zonas blandas!
¡Parece que esto podría acabar por la vía del cloroformo, directo al país de los sueños!