Uno puede esperar de Sandra Baticuevas prácticamente cualquier absurdo. Pero eso de llevar la lógica ilógica del fosfo fosfo a los límites más guarros, sí me lo esperaba pero no tan gacho. Pasar de los pelotazos de 500 varos a los Cheetos piratas para ganar rating y votantes sí está muy torcido. Sobre todo porque esa chatarriza, además de risa, no sólo tapa las arterias sino que con una chispa podrían generar una cosa nuclear, Jacobo, nuclear!
Lo más chistoso es que por muy torpón que esto parezca, no es nada comparado con las ideas del sector opositors que comandan Claudio XXX, Maxito Cortázar y su campeona, la señora del mal huipil.
Y es que acá lo que vemos es un espectáculo furris de la improvisación y de la negación. Nada contundente y totalmente objetable, porque se ha prestado al pitorreo más bravo frente a la realidad de las encuestas. Solo le falta que le pase lo que a mi Santi Toabada, que fue chamaqueado por un youtuber que en el momento en que se tomaba a un video con él y sus secuaces gritó ¡Arriba Morena!
Y es que la señora Galvez, víctima de sí misma, tampoco se ayuda. Digo, qué es eso de aliarse con personajes harto dudosos como Consuelo Sáizar, todopoderosa en la cultura nacional en tiempos de Calderon y Peña, que se la pasa promoviendo encuestas patito en las que Lady X va ganando hasta las elecciones en Disneylandia. Y para colmo en su cuenta de Twitter tiene una imagen donde se le ve algo que presume mucho, su amistad con Monsiváis. Cabe decir que si Monsi estuviera, ni con ella ni con Xochitl y mucho menos con el PAN estuviera. Si no, pregúntenle a la R.
Ya lo mejor fue cuando la distinguida candidata y su cuarto de Guerra mandaron a todos sus Xochibots, Xochitrolls y Xochi jéiters a defender a Javier Milei por haberse manifestado de manera aviesa y torva, desde una estatura moral que no tiene, en contra del presidente López Obrador. Está bien que su onda ultraderechista les lata, pero hay que estar muy dañados para sostener una decidida incapacidad para cuestionar a un presidente videlista, autoritario, represor, que ha generado un millón de pobres al mes, devaluado la moneda hasta las profundidades, decidido a entregarlo todo a Estados Unidos y que mandó a la calle a cientos de miles de argentinos, incluyendo a quienes votaron por él.
Con razón al recrear en un videojuego muy cotorro el encuentro de lucha libre entre Xóchitl y Claudia, la Sheinbaum le aplicó ocho martinetes y no pocas hurracarranas.
