Se supone que los reaccionarios son reaccionarios porque reaccionan, pero el PAN se tardó dos días en construir una estrategia de control de daños como reacción ante la culpabilidad de García Luna Productions como narcobróder del Chapo. Dos días en salir a escurrir el bulto frente a este señalamiento que le dio tremendo cañonazo en la línea de flotación, con una estrategia inspirada en la muy meliflua y gelatinosa carta autolaudatoria, autocomplaciente y autoexculpatoria del expresichente Jelipillo. Eso de que Markititititito Cortés anuncie en un tonito muy lastimero, con una enjundia muy triste y artificial, que García Luna ni era panista y que por lo tanto no salpica a los blanquiazules –cuando los tiene hasta el cogote de excrecencias— no solo suena ridículo sino torpe e inverosímil. Si le vas a jugar al Alzheimer selectivo está bien, pero no pueden alegar que no conocían al personaje cuando le boleaban los zapatos, alabaron sus estrategias de la narcoguerra, demonizaron a sus críticos, negaron todas la acusaciones, mientras lo defendían como si lo hubiera parido Gómez Morín.
Así, recurrieron a sus aburridos personajes para tratar de sacar al PAN de la barranca: Santi Creel negó tres veces a su amigui (como a Calderón, nadie le dijo “Señor Constitución, date cuenta”) ;el líder del Cártel Inmobiliario del PAN, Jorge Romero que, sugestionado por la separación de Erik y la Legarreta, quiso divorciar sin éxito a su partido de García Luna en fast track y sin pagar pensión, pobrecito.
Y qué decir de Sarmiento, Zuckermann y Riva Palacio, que auguraban un triunfo contundente e inobjetable para García Luna y que ante la derrota se volvieron muy críticos de Genaro y Jelipillo exigiendo explicaciones y cuentas. Aún así, sacaron esa mafufada de que por el juicio a Genaro todo México quedó embarrado (por eso CaldeRón les da RT), como si el resto de los mexicanos le hubieran puesto un altar al muchacho chicho de esta gacha película de narcos, papá.
Cabe decir que los panistas no se deben sentir tan mal por reaccionar tan tarde y tan mal ante el Apocalishit que se les vino encima; sobre todo si piensan que Monreal lleva un ratotote haciéndose pato con lo del bisne de sus libros vendidos a supersobreprecio al Senado y ni suda ni se acongoja.
No le hagan caso a Kinky Téllez ni a Alazraki, amiguis panistas, es políticamente más redituable aceptar sus culpas, hacerse un harakiri y un exorcismo, no necesariamente en ese orden.
Jairo Calixto Albarránjairo.calixto@milenio.com
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