¡Alabao! Como no le basta con pelearse con China, la Unión Europea, Melania, Musk, los pingüinos de las islas McDonald, Ucrania, los marcianos y con su tremendo pelucón, mi Donald Trump ha encontrado dos formas más de hacerla de Tocs en Wings: firmar ooootroooo decretazo azo azo para que el agua tenga más presión y él se pueda bañar a lo paquidermo, y también exige que México le pague los chingomillitros de agua que le debe a Texas por un tratado que parece firmado por Santa Anna, Miramón, Salinas y Ricardito Anaya.
La Presidenta ya le tuvo que explicar que se harán los ajustes necesarios, tomando en cuenta la sequía que ha azotado al país los últimos tiempos. O sea, el Agente anaranjado es más pinchi latoso que Carlangas Alazraki, que todos los días se pasa de quejumbres borrascosas. De todo se queja, de todo chilla y se la pasa amenazando como si tuviera con qué poder. Neta, lo que antes podía ser un show cotorro por la afición que tiene Atypical TV para chapotear en la autoparodia, que es la etapa superior del humor involuntario, se ha convertido en un sketch más guango y esquizoide que el de Loret Lord Montajes y Brozo, el Trujillo bochornoso.
Ya cuando experimenta ciertas formas de perturbación cuando uno ve a Trump, Alazraki, el #SacoDePus, Milei, Caldedrunk y el voxista Abascal (acaban de subir un video donde te hace recordar a Patas Verdes, con perdón del muy respetable Patas Verdes), no te queda más remedio que preguntarte por qué los ultraderechosos se creen estéticamente superiores
Baby Trump no ha cejado en su empeño de alimentar las pesadillas de la patria (lo que no sabe es que los mexicanos estamos curados de espanto, luego de la larga noche dictatorial pluscuanimperfecta del PRIAN), y al mismo tiempo tampoco ha parado de elogiar a la presidenta Claudia Sheinbaum. Imagínense si le cayera mal como Justin Trudeau, ya hubiera repetido la Toma de Zacatecas.
Por supuesto, no se puede confiar en Humpty Trumpy, en una de esas --antes de que la ministra Piña cuaje de amparos al viejo cochino de Andrés Roemer, que pronto será extraditado desde Israel (o sea, ni Netanyahu lo aguantó), y al corruptales de Yarrington (maestro en el arte del engaño de Cabeza de Vaca, la misma Vaca)--, capaz que se los quiere llevar de asesores, pues comparten el mismo estilo de moral distraída.
Si Donald se aferra al Tratado de Aguas de 1944 como a un clavo ardiente, hay que echarle agua bendita, de tlacote, del Bordo de Xochiaca y también de riñón.
