O sea, cómo no iba a perder #Lady5000MDP, mejor conocida en los bajos fondos de la desleal politik como Alejandra Del Moral, si además de tener un pasado tormentoso de bien documentados atracos en los gobiernos del Edomex (favor de checar la investigación encabezada por la periodista Teresa Montaño en The Guardian y El País, que ya desprotegida la candidata, encontrará verdadera relevancia), si se hizo apoyar de un montón de personajes que nomás acabaron por desprestigiarla: Claudio XXX, Zambranitititito, Markititititito Cortés y Alititito Moreno, Mr. RoBotox, en sus tradicionales arrebatos egomaniacos. Y peor cuando salieron de su escondrijo Arturito Montiel, Guadalupe Loeza, Vicente Vox, Javier Lozano y monitos del grupo Atracomucho que no se quedaron en el perfil bajo. Ya lo más bajo fue la aparición de Roberto Madrazo para darle en la torre a la muy poquita credibilidad que le daba a la coalición del PRIANChu, en Latinus le aplaudían.
La maestra Delfina triunfó, a pesar de la manipulación de cifras y encuestas; tampoco sirvió de mucho la aparición de la vieja alquimia electoral priista que ya debe estar muy oxidada, los mapaches deben padecer de disfunción estéril porque ya no embarazan como antes las urnas, y la operación tamal se les hizo engrudo.
Lo de Coahuila, una verdadera lección: divide y vencerás, y si además tienes al peor candidato posible (Guadiana, aunque en efecto hubo violencia y persecución de lo peor del priismo), un traidorzuelo (Mejía Berdeja y el PT, más el vil oportunismo del Verde) y un lidercillo, Lenin Pérez, al que le sobró ego y pulverizó el voto, negándose a ponerse troskista con la revolución permanente.
Krauze, Aguayo, Crespo crespín, Alazraki, los intelectuales derechairos hicieron más el ridi que la dotora Dresser en Ucrania. El falso mesías neoliberal, Claudio XXX, en el berrinche. La señora Piña se prepara para declarar inconstitucional el triunfo de Delfina. Creel llora.
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Un día, Ricardo Rocha me invitó a colaborar con él, fue grandioso y muy gozoso. Él revolucionó estilos y formatos; hablaba de una crisis económica que en Televisa negaban; le dio voz a los zapatistas, a los olvidados, a los contestatarios. Ricardo me seguía la onda en su programa Animal Nocturno, como esa vez que ante una escalada inflacionaria a lo Peña, presentó un kilo de tortillas en una caja fuerte, resguardada por unos guaruras. Nos divertimos mucho. Gran viaje, querido maestro.
