Mucho escándalo solo porque Donald Trump, aseguró en una de sus interminables jaculatorioias contra el enemigo público mero uno de su dictadura —entiéndase que es Bad Bunny— que Puerto Rico está en México. O sea, es el mismo Cheto con pelucón que le declaró la guerra hasta a los pingüinos de Madagascar, que cree que Afganistán está en Michoacán y que Satanyahu es casi tan bueno y honesto como él. Digo, no es muy distinto al Ricardito Anaya que quería ser presidente de un país que no conocía y que sigue sin conocer, ni tan diferente al junior tóxico de Claudio XXX González que le está ganando a ser igualado, ordinario, gamberro, patético y casposo al otro junior tóxico que no quiere pagar impuestos.
Y todavía la señora Kinky Téllez y el cñoro Alitiitito Moreno quieren que el Trompudo invada México, con la esperanza de nos convierta a todos en sus mascotas. Hablando del dictador del PRI, qué bonito agarrón se dio con Pedro Ferriz que no lo bajó de corrupto y viejo cochino. Y eso que entre derechairos siempre se podrán hacer daño, pero nunca se harán daño…¿o cómo era? Ni ellos mismos se aguantan.
Como se sabe, Benito Antonio Martínez Ocasio le provocó al pinochetista Trump una dispepsia cuata. Tan así que ya mandó a la señora Rambo encargada de Seguridad, Kristi Noem, a que amenazara e insultara a la NFL que se puso muy provocadora al invitar al Conejo Malo al Súper Bowl, en plena histeria facha y antiinmigrante en Estados Unidos. La cosa se puso tan brava, que la Coca Cola amenazó con quitar su patrocinio si el Bad Funny da show en el medio tiempo. En una de esas las aguas negras del imperialismo salen perdiendo y el Coco Rico se pone de moda. La NFL no da paso sin huarache.
Los MAGA están convirtiendo a Benito en una especie de Che Guevara reguetonero. Al Trumpatelas le va agarrar todavía má fuerte Chole de la mano.
Y todavía el Bad Bunny remató su monólogo en Saturday Night Live (el programa de comedia más chipocles) diciendo: “Tienen cuatro meses para aprender español”. Esto a la fanaticada trumpista esto le cayó como un patadón en las zonas blandas.
A esto hay que agregarle que la banda de 31 minutos armó su maravilloso Tiny Desk en Washington (“Mi muñeca me habló”, “No veo televisión porque es muy fome”) con chistes a costillas de mi Donny, no se vale.
Hay mucha rebelión frente a la dictadura de Trump y dicen que los militares, después de la humillada que les aplicó el de los pelos de elote, no están nada nadita contentos.