El tráfico de personas en Centroamérica y México es una realidad y detrás de los traslados se encuentran redes delictivas que operan de diferentes formas con el único objetivo de obtener recursos económicos.
La historia de transmigrantes que cruzan el territorio mexicano en las cajas de tractocamiones se repite y cada vez es más frecuente la presencia de mujeres y de menores de edad que intentan cambiar su destino y mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias.
En la carretera Cosamaloapan-La Tinaja, en el estado de Veracruz, una de las principales vías que comunica al centro del país con Chiapas, fue localizado a principios de marzo, una unidad pesada en la que viajaban 343 migrantes sin la documentación correspondiente y en condiciones de hacinamiento.
Del total de personas detenidas, 103 eran menores de edad que no venían acompañados por ningún adulto. La mayoría de los infantes provenían de Guatemala y buscaban cruzar la frontera norte mexicana.
De la misma forma, entre los migrantes detenidos por miembros de la Guardia Nacional se detectaron a 212 mayores de edad originarios de Guatemala, Honduras, El Salvador y Ecuador, así como 28 personas migrantes más, que conforman varios núcleos familiares.
Un detalle que llama la atención es que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Migración (INM), las personas extranjeras, conocidas como “sinpapeles” portaban brazaletes de diferentes colores como medio de identificación.
El dato de los brazaletes revela que existen grupos criminales que están traficando con personas y que buscan que nadie conozca la identidad de “sus mercancías”. Es lamentable, pero las personas migrantes están siendo utilizadas como productos, como “alcancías” que se romperán o se cambiarán por dinero cuando lleguen a sus destinos o vayan avanzando en su recorrido por territorio mexicano.
Los migrantes son tratados como personas sin vida, sin valor, como productos que generan recursos económicos en medio de múltiples violaciones a los derechos humanos sin que ninguna autoridad pueda detenerlos.
Los grupos delictivos dedicados a la trata de persona son una realidad en diferentes partes del territorio nacional, ante lo cual, se requieren de estrategias coordinadas entre los tres niveles de gobierno y los diferentes sectores de la sociedad para contrarrestar su actuación y para terminar con las redes de abusos y de violaciones a los derechos humanos.