Dos siglos después de la desaparición de la humanidad de la faz de la tierra, ocasionada por una serie de pandemias, devastación, contaminación, guerras y más; arribaron alienígenas provenientes de una galaxia lejana. Entre las ruinas de aquella fallida raza encontraron un “CD” que narraba la patética historia. El del fin de la humanidad fue provocado por un virus llamado Covid-19, el cual surgió a principios del año 2020 en Wuhan, ciudad de un país que existió en aquel entonces llamado China.
El brote del virus tomó desprevenido al sector salud de China. Lo mismo sucedió en todos los países del orbe donde el virus se expandió. La humanidad jamás había enfrentado una pandemia similar. En cuestión de días los contagios fueron exponenciales en todo el mundo. Debido a lo inesperado del asunto ninguna nación contaba con médicos especialistas, medicamentos, insumos, ni infraestructura hospitalaria; menos la cura para combatir la situación.
Un mes después del brote, el virus había cobrado miles de vidas en todos los continentes. Los países decidieron poner en cuarentena a su población para evitar contagios. Conforme transcurrían las semanas se paralizó la economía global. Millones de trabajadores quedaron sin empleo y sin sustento. El petróleo, que durante más de siglo y medio había sido el motor del desarrollo de la humanidad, cayó a niveles insospechados. Los vehículos terrestres, aéreos y marítimos que se movían a base de carburantes derivados del petróleo dejaron de operar.
Los muertos se multiplicaban por miles cotidianamente. Las grandes potencias de aquel entonces se culpaban unas a otras, arguyendo que una de ellas había desarrollado el mortífero virus para provocar deliberadamente la pandemia.
Los gobiernos convocaron en la ONU a una reunión multinacional de emergencia para encontrar la solución. La intransigencia se apoderó de esas reuniones, surgieron conflictos y amenazas entre unos y otros. No hubo solución consensuada. Poco después los misiles atómicos intercontinentales empezaron a surcar el aire de sur a norte y de un lado al otro de la tierra. Las amenazas se cumplían.
El caos fue indescriptible. Durante los meses que duró el intercambio de misiles no quedó un solo edificio en pie en ninguna ciudad del planeta. A causa de la insalubridad surgieron otras pandemias, El panorama era desolador. Ruinas, polvo, desechos, miseria, contaminación y cadáveres insepultos por doquier eran parte del escenario. En ningún país del mundo había comida. Las hordas famélicas empezaron a asaltar casas, tiendas, bodegas y almacenes en busca de alimento. Los pocos humanos supervivientes se mataban entre sí, se volvieron antropófagos. Unos cuantos que quedaban, poco a poco murieron a causa del hambre, la sed y la radiación.
Plantas, insectos, animales marinos y terrestres fueron exterminados, ni las cucarachas se salvaron.
Colofón
El que una vez fue el planeta de la vida, los humanos lo convirtieron en el planeta de la muerte.
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