Durante la conquista del nuevo mundo surgieron los mestizos, mezcla entre indígenas y españoles. Después aparecieron los criollos, hijos de español y española nacidos en estas tierras.Los españoles y los criollos se adueñaron de vidas y haciendas de los pueblos originarios. Los nativos solo eran mano de obra para ellos.
Allá por el siglo XVllI, con la introducción de los caballos en La Nueva España, se promulgó una ley que prohibía a los indígenas montarlos a menos que el terrateniente lo permitiera. Se les otorgó el permiso porque eran los conquistados quienes hacían las más rudas labores del campo. Éstas tenían que realizarse a caballo.
A aquellos hombres no les era permitido vestirse como españoles para no ser confundidos con “sus amos”. Fue así como crearon su propia vestimenta, Con el transcurrir de los años el diseño original ha experimentado cambios. Con algunas variantes el traje original prevalece y lo portan con orgullo nuestros charros.
Origen del charro
Con su nueva identidad los mestizos desarrollaron su propio estilo de montar a caballo. La historia y tradiciones de la cultura charra están impregnadas en nuestras raíces. Durante los siglos XVIII, XIX, XX y hasta la fecha, los charros han sido un emblema de nuestro país.
Con el advenimiento de la cinematografía, las películas mexicanas de “caballitos” iniciaron su apogeo y con ellas el surgimiento del “macho mexicano”. Herencia que prevalece en nuestros días. Los protagonistas de aquellas películas lucían orondos en ellas sus trajes charros, con pistola al cinto, símbolo fálico de la supremacía machista, qué caray.
En 1941 se estrenó la película ¡Ay Jalisco… No te rajes! Basada en la novela homónima de Aurelio Robles Castillo, cuyo rol estelar varonil estuvo a cargo de Jorge Negrete. Dicha película ubicó a Jalisco como el emblema nacional de la charrería.
Esta extensa introducción vino a mi mente a raíz de la declaración de Pablo Lemus el domingo pasado cuando recibió la constancia de gobernador electo. Sin ton ni son, porque no venía al caso, dejó ver su soterrado machismo. Le envió un mensaje cifrado a Claudia Sheinbaum, dijo: “Colaboración sí, sumisión jamás. No voy a ser un gobernador sumiso”. La misoginia surgió en él claramente.“Cómo crees que voy a reportar a una mujer”, musitó para sí mismo.
Colofón
Y los machos de Jalisco afamados por entrones, por eso traen pantalones. No, pos sí.