A pesar de que la coalición PRI-PAN-PRD (partidos que ganaron a pulso su desprestigio nacional) designaron a flor silvestre como su abanderada para la presidencia, ella se resistía a que la asociaran con ellos, porque no quería que las bien ganadas malas famas de los tres impresentables líderes de esas instituciones políticas que la patrocinan: Moreno, Cortés y Zambrano, la salpicaran. Por eso, flor presumía falsamente ser candidata ciudadana.
Sin embargo, no le quedó más remedio, al inicio del segundo debate, que reconocer que sí es la candidata del PRI, PAN y PRD. En virtud de la decadencia del PRD y lo poco que sus asociados lo han permitido figurar en la campaña de su candidata, el deteriorado Partido de la Revolución Democrática pasó al olvido, nadie lo menciona ni para bien ni para mal.
El domingo en la noche, flor llegó al segundo debate en plan pendenciero, pretendiendo superar el pésimo papel que ha protagonizado desde su destape. El cual adereza constantemente con una variedad de tropezones, dislates, palabrotas y una miscelánea de ocurrencias sin ton ni son, que no corresponden ni de lejos a la personalidad de una aspirante a la presidencia de México, cargo que le hicieron creer que asumiría.
Hoy día, sus impulsores han reconocido que su elección no fue acertada. Ésta se dio en un momento coyuntural el día que a flor no le abrieron las puertas de Palacio. Como en la oposición no encontraban gallo para la grande, creyeron ver en ella la posibilidad de imponerla para recuperar sus prebendas perdidas. La hidalguense les cayó del cielo a pesar de que no tienen nada, absolutamente nada en común con ella.
La alianza de los partidos PRI, PAN y PRD no solo es antinatura, es además, un asunto contra toda lógica, en virtud de los distanciamientos históricos entre ellos. Durante siete décadas el PRI agandalló la presidencia, el congreso, las gubernaturas, las alcaldías y todos los puestos de mando político nacional a base de fraudes. Ellos desvergonzadamente llamaron a su atraco: “carro completo”. Más bien fue un asalto al poder político nacional que se repitió en perjuicio de México y de los mexicanos durante setenta años.
Colofón
Los mexicanos tenemos muy presente esos atracos institucionales que impidieron nuestro desarrollo y sumieron a millones de mexicanos en la pobreza. El imposible triunfo de la alianza prianista con su silvestre candidata sería un retroceso fatal. Eso jamás sucederá.