Hace varias semanas Pablo Gómez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, informó que la FGR abrió una carpeta de investigación contra Enrique Peña Nieto. La UIF a su cargo detectó un esquema, mediante el cual “presuntamente” Peña recibió algo más que 26 millones de pesos por transferencias desde México a España.
Pablo Gómez dijo: “Dichos recursos fueron transferidos por una familiar consanguínea de él. Esta familiar aplicó estas operaciones con un hermano de Peña al enviarle cheques por 29 millones de pesos. La familiar registró retiros por 189 millones y depósitos por 47 millones entre 2013 y 2022”.
Peña afirma que su patrimonio es legal. La opinión pública no se traga ese asunto; lo tachan de ratero, corrupto, sínico, mentiroso, sinvergüenza… Se preguntan: ¿de dónde salió ese dinero?
Peña jamás trabajó, siempre estuvo bajo la sombra del gobierno. Primero como asistente de Arturo Montiel, su tío. Después en diferentes cargos públicos en el Estado de México hasta llegar a la gubernatura. Finalmente en la presidencia de la República 2012-2018 y, a saquear se ha dicho.
Peña no es la excepción, la “modita” del saqueo a la nación la impusieron otros mandatarios priistas deshonestos que le precedieron. El iniciador fue Miguel Alemán Valdés, durante su sexenio “gozó” de un alto descrédito por la visible corrupción de él y de quienes integraron su gobierno. Varios años después arribaron Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón. Todos hicieron de las suyas valiéndose de su poder. La cereza del pastel fue Peña Nieto.
El máximo puesto al que puede aspirar un mexicano es la Presidencia de la República. Los arriba mencionados hicieron de ella su botín, se valieron de su cargo para enriquecerse y enriquecer a sus compadres, amigos y familiares. Desperdiciaron la oportunidad de pasar a la historia como funcionarios honorables.
Colofón
Ahora mismo Peña está bajo la lupa por transferencias internacionales ilegales, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, delincuencia organizada, traición a la patria… Durante su mandato jugó un papel central en la trama de corrupción institucional. Mientras ejerció la presidencia fue el capo mayor de un aparato de poder criminal. Llegó el momento de terminar con la impunidad. La decisión está en manos de la justicia.
Jaime Marínjaimemarinsr@jmarin.com